Estudios

CIUDAD Y TERRITORIO

ESTUDIOS TERRITORIALES

ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254

Vol. LII, Nº 206, invierno 2020

Págs. 887-900

https://doi.org/10.37230/CyTET.2020.206.11

CC BY-NC 4.0

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Gentrificación, clases sociales y nuevos actores urbanos en el centro de Bogotá (Colombia)

Estefanía Quijano-Gómez

Arquitecta, Especialista en Economía Urbana y Regional

RESUMEN: Durante los últimos años, y más específicamente después del paso a la economía de servicios, las clases sociales y los personajes urbanos en las ciudades se han transformado acorde con el nuevo modo de vida posmoderno a partir de sus trayectorias residenciales y prácticas espaciales. En el siguiente artículo se busca identificar los actores urbanos que protagonizan la escena actual y dar una mirada a esta nueva división de clases fomentada por la globalización y reforzada por procesos urbanos contemporáneos como la gentrificación. Se estudia el caso del centro de Bogotá, un lugar que recientemente se ha visto involucrado en una reestructuración sociocultural y demográfica que muestra los nuevos hábitos de consumo residencial y las recientes tendencias del mercado laboral. Mediante el análisis de la Encuesta Multipropósito 2017, se establece la base metodológica para determinar los patrones de localización de estas nuevas clases sociales en el espacio urbano central.

PALABRAS CLAVE: Gentrificación; Clases sociales; Centros urbanos; Bogotá.

Gentrification, social classes and new urban actors in Bogota Centre (Colombia)

ABSTRACT: During the last years, and more specifically after the transition to the service economy, social classes and urban characters in cities have been transformed according to the new postmodern way of life from their residential trajectories and spatial practices. In this article we aim to take a look at this new class division encouraged by globalization and reinforced by contemporary urban processes such as gentrification, and also try to identify the urban actors who star in the current scene. The study focuses in the case of Bogota Centre, a place that has recently been involved in a socio-cultural and demographic restructuring that reflects the new residential consumption habits and the recent labor market trends. Through the analysis of the Multipurpose Survey 2017, we establish the methodological basis for determining the localization patterns of these new social classes in the central urban space.

KEYWORDS: Gentrification; Social classes; City centers; Bogota.

Recibido: 03.09.2019; Revisado: 25.02.2020

Correo electrónico: estefania.quijano12@hotmail.com; Nº ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2758-9858

La autora agradece los comentarios y sugerencias realizados por los evaluadores anónimos, que han contribuido a mejorar y enriquecer el manuscrito original.

Introducción

Desde hace algunas décadas, los procesos de recuperación urbana en áreas centrales de las ciudades alrededor del mundo, y la consecuente gentrificación, han generado la necesidad de identificar un nuevo modelo de clase social que sea concordante con las nuevas dinámicas económicas, sociales y culturales para de esta manera, proporcionar un análisis social y espacial y una base metodológica clara para el estudio de las divisiones de clase contemporáneas. Esta identificación de personajes en la vida urbana se relaciona de manera directa con las elecciones residenciales centrales y las prácticas espaciales que permiten hablar desde la sociología urbana de un nuevo habitar y a teorizar sobre un modo de vida particular de las ciudades posmodernas.

Para la caracterización de estos nuevos habitantes es importante identificar el momento exacto en el que la zona de estudio entra en un proceso de gentrificación y considerar todos aquellos personajes que a causa de dicha renovación urbana llegan a la zona en calidad de residentes. Adicionalmente, se deben tener en cuenta los siguientes aspectos, con el fin de determinar si estos nuevos habitantes constituyen un segmento diferenciado de la población (Contreras, 2012):

  1. Las trayectorias residenciales de los individuos y los lugares habitados a lo largo de su vida
  2. La situación profesional y educacional
  3. Composición familiar/ciclo de vida
  4. Tipo de vivienda

De esta manera, podemos dar cuenta que la globalización y los procesos urbanos como la gentrificación han generado cambios en la estructura social, y por ende están consolidando nuevas clases sociales, que responden precisamente a un nuevo escenario de acción, el escenario global (Subirats, 2013).

El presente artículo busca dar cuenta de estos cambios y dar una mirada sobre las nuevas dinámicas y los nuevos protagonistas de estas realidades globales. En el primer apartado se analiza el concepto de clase social visto desde las perspectivas marxista y weberiana y la evolución que éste ha tenido a través del tiempo hasta el punto de crear un nuevo marco de referencia y una manera distinta de agrupación de los segmentos de la población. Se hace un paralelo entre las clases tradicionales y las nuevas clases sociales constituidas por actores y personajes emergentes.

En una segunda parte, se analiza la relación entre este cambio socioeconómico y demográfico y el concepto de gentrificación, y cómo se evidencia en las zonas centrales que han sufrido una reestructuración urbana y en las que se destaca la penetración de segmentos medios de mayores ingresos y con mayor avidez por el consumo (sucesión de clases medias/profesionalización); en algunos casos la elitización urbana de barrios patrimoniales-históricos; la universitarización, asociada a la oferta educacional e inmobiliaria (Contreras, 2011); entre otros efectos que dan cuenta del cambio en el modelo tradicional de clases sociales.

Tanto el primer, como el segundo apartado se ven analizados más a fondo en el estudio de caso del centro de Bogotá, donde se logra identificar un proceso de gentrificación avanzado tanto en la reinversión de capital, la llegada de grupos sociales de más altos ingresos, el desplazamiento de grupos sociales de ingresos bajos y cambios en el paisaje urbano (Sequera, 2015). Y mediante la Encuesta Multipropósito 2017 implementada por la Secretaría Distrital de Planeación (SDP) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) se identifican los nuevos habitantes y se perfilan distintos estilos de vida basados en la elección residencial y campo de acción educativo y laboral.

Esta encuesta permite, además, realizar un análisis espacial ajustado para dar cuenta de los cambios demográficos, sociales y culturales impulsados por la gentrificación en los últimos años.

Por último, se presentan las conclusiones y la discusión sobre la emergencia de nuevos actores sociales y la importancia de su estudio y análisis en los proyectos de renovación urbana en zonas centrales de la ciudad.

1. Metodología

Para el análisis de los distintos personajes y su ubicación en la ciudad de Bogotá, se utiliza un modelo de análisis multivariado que permite determinar la ponderación, correlación y jerarquía de variables objeto de estudio, sin restricciones y de acuerdo a la disponibilidad de la información (Rondinelli, 1988).

Para este caso se tomaron en cuenta 3 factores importantes, el capital económico, social y cultural, y para cada uno de ellos se escogieron una serie de variables que al ser analizadas permitieron generar un índice compuesto que al ser espacializado dio como resultado la ubicación en la ciudad de los distintos grupos.

Este análisis estadístico y espacial, junto con la revisión de bibliografía especializada permitió tanto la localización de los nuevos actores en la ciudad de Bogotá como la construcción de conclusiones que evidencian la pertinencia de este estudio en la conceptualización de la gentrificación y en la consecuente producción de políticas públicas enfocadas en la ciudad contemporánea.

La información fue tomada de la Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017, aplicada por la SDP y el DANE, cuya unidad de análisis es la Unidad de Planeación Zonal (UPZ).

2. La evolución de las clases sociales

Las clases sociales se entienden como segmentos que expresan divisiones fundamentales de la sociedad en las cuales sus miembros tienen características similares (recursos económicos, comportamientos de consumo, trayectorias laborales y residenciales, etc.), que les otorgan potencialidades particulares en su vida y les permiten tener en común un conjunto de formas de ser, de pensar y de actuar (Fresneda, 2017). Son grupos que comparten condiciones objetivas de existencia y pueden constituirse, con ese fundamento, en actores sociales colectivos (Giddens, 2004).

En esta época contemporánea existe una nueva manera de estratificar y clasificar la sociedad, si anteriormente se encasillaba dentro de una clase social a alguien según su capacidad económica y búsqueda de estatus, actualmente esa clasificación se realiza en relación a la capacidad/posibilidad de cada cual, por satisfacer sus deseos, es decir, el criterio de estratificación está dadopor otro tipo de determinantes además de las económicas.

Pero no siempre fue así, para Marx y Weber, en los inicios de la teorización sobre clases sociales, la clase era esencialmente un fenómeno de producción (Bridge, 1994). La visión marxista sobre la clase se concentraba en las limitaciones estructurales de los modos de producción en las vidas individuales, dividiendo a la población en dueños de los medios y trabajadores, al mismo tiempo que consideraba a las clases como agentes sociales capaces de hacer su propia historia mediante movimientos colectivos y causas comunes.

Así mismo, la visión weberiana avanza un poco más, y yuxtapone la clase al estatus, que se asocia con prestigio y honor en lugar de con la relación con la producción. Aquí, se tienen en cuenta las capacidades de elección del mercado de los individuos, lo que se ve reflejado en sus oportunidades de vida (Gerth & Mills, 1948).

Como se puede observar, tanto la perspectiva marxista como la weberiana emplean un enfoque estrictamente económico al análisis de clase, mientras que en la actualidad se argumenta que dicho análisis ignora demasiadas formas culturales y simbólicas de diferenciación social que, hoy en día, dan cuenta de la emergencia de la desigualdad social (Saunders, 1987).

De esta manera surge un enfoque que pretende explicar mediante las determinantes económicas ya vistas, pero, sobre todo, mediante el análisis del consumo y la cultura, la estructuración de clases definida por grupos distributivos más significativos y lo que en estos momentos nos interesa, el vínculo de la diferenciación residencial (basada en la sociología del consumo) y las relaciones de clase basadas en la producción (Bridge, 1994).

Las tradicionales categorías marxistas-weberianas son repensadas en términos de tratar de comprender quiénes son los poderosos en la ciudad, los que toman las decisiones y quienes en cambio parecen ser expulsados. Quiénes son los seleccionados y quiénes los discriminados.

Y de esta misma manera se organiza la ciudad física, estratificada con base en la exclusión y en el acceso restringido a ciertos lugares privilegiados. Existe ahora una nueva dualidad social ya no entre explotados y explotadores sino entre incluidos y excluidos, por una parte, las nuevas clases pudientes con estilos de vida envidiables, consumidores permanentes de bienes, servicios y signos y por otra, los que no tienen, los excluidos por las dinámicas de mercado.

Sin embargo, otra de las características principales del nuevo modelo de clases es la variedad y la ampliación de las clases intermedias, donde se reconoce tanto la polarización social, como la fragmentación de clases en sus distintas capas, y se ofrece un modelo multidimensional actualizado (Savage, 2013).

Este modelo ha sido impulsado por varios teóricos posmodernos, principalmente por el sociólogo francés Pierre Bourdieu (Bourdieu, 1988) quien buscó elaborar un modelo de clase vinculado no exclusivamente a las desigualdades de empleo, sino a la interacción entre el capital económico, social y cultural.

Para mayor claridad al respecto, ya que este es el enfoque que se desarrollará a lo largo del artículo, es importante conceptualizar la diferencia entre estos tipos de capital. Por un lado, el capital económico hace referencia a la riqueza, patrimonio y/o ingresos con los que cuenta un individuo; el capital cultural es la capacidad de apreciar y comprometerse con bienes culturales, y credenciales institucionalizadas a través del éxito educativo, para desarrollar competencias y gustos diferenciados; y el capital social son los contactos y conexiones que permiten a las personas profundizar en sus redes sociales y relaciones interpersonales que posibiliten la aceptación social.

Este reconocimiento de que la clase social es una construcción multidimensional indica que las clases no son meramente fenómenos económicos, sino que también están profundamente ligadas a las formas de reproducción social y distinción cultural (Manrique Gómez, 2013; Savage, 2013).

En este sentido, el enfoque de Bourdieu es totalmente apto para el análisis de clases en espacios urbanos, ya que su concepto de capital es útil para comprender el posicionamiento social de aquellos individuos que podrían no ser tan ricos como educados, es decir, con un bajo capital económico, pero con un alto capital cultural y social, que a menudo es la condición de las nuevas clases medias (Bridge 2001), como lo veremos más adelante. Las distintas combinaciones e interrelaciones de capital dan como resultado un nuevo abanico de grupos sociales que se van distribuyendo en el espacio urbano de manera discriminada.

Una vez hemos evidenciado un nuevo paradigma social en la estructuración de la población, es importante localizar o espacializar el fenómeno. En un primer momento, podemos decir que estas dinámicas fueron motivadas por la vida urbana y el cambio de modos de producción que se traducen por un lado en nuevos empleos y divisiones laborales y por otro lado en la movilidad residencial, esta última entendida como la propensión o capacidad de las personas o de un grupo a desplazarse de un lugar de residencia a otro (Contreras, 2011). Entendiendo lo residencial no sólo como alojamiento permanente, sino como el espacio de desarrollo de actividades cotidianas, lugares frecuentados y recorridos por los sujetos de manera habitual (Lindon, 2002).

Es decir, estos nuevos personajes urbanos1 se encuentran localizados en la ciudad bajo unas reglas o contextos determinados, y estos movimientos y cambios en sus trayectorias son el resultado de dinámicas urbanas contemporáneas y prácticas globalizadas de ocupación del territorio como lo veremos a continuación.

3. Las nuevas clases sociales producidas por la gentrificación

Desde mediados de los años setenta, cuando se inician las discusiones alrededor del concepto de gentrificación, emerge también la literatura sobre los diversos tipos de habitantes urbanos, introduciendo conceptos como el de gentry (Glass, 1964; Ley, 1980), al que volveremos más adelante, burgueses bohemios (Brooks, 2000), yuppies, entre otros, todos definidos por el contexto económico, social y cultural en que habitan, y por las razones que los llevan a localizarse en ciertos barrios o zonas de la ciudad (Contreras, 2017).

Para lo que a este artículo compete, los términos enunciados refieren a nuevos grupos sociales que habitan espacios centrales en el marco de procesos de recuperación urbana y gentrificación, que como expresaba Glass (1964) en sus primeros estudios sobre gentrificación se basaban en la llegada de clases medias profesionales y técnicas a zonas centrales, que hoy en día son mejor llamadas nuevas clases medias con nuevos criterios laborales, educacionales y culturales, además de obviamente, nuevas opciones de consumo.

La elección de la centralidad por parte de estos grupos se deriva del cambio de ciudad fordista a posmoderna con nuevas ideas y hábitos de consumo, es posible que sea una elección que responde a una necesidad de proximidad laboral y localización residencial, pero también podría responder a un modo de vida urbano determinado que valora habitar en un barrio e identificarse con el estatus conferido (Contreras, 2011).

Existe entonces una

“tensión entre el modelo marxista convencional de dos clases y la situación aparentemente más fragmentada y compleja revelada por la gentrificación” (Williams, 1986: 70).

Este proceso urbano conlleva a que los diferentes personajes y protagonistas de la vida en la ciudad realicen sus elecciones residenciales enfocadas a la búsqueda de una vida más urbana, con mayor mezcla social, con proximidad a redes sociales familiares y laborales y con la posibilidad de establecer un estilo de habitar propio. Estas, como vemos son razones variadas y complejas que contrastan con las elecciones residenciales de la época marxista y weberiana, lo que genera cambios visibles tanto en la estructura urbana como en la estructuración de clases sociales, que no es estática, sino que muta constantemente.

A continuación (ver Fig. 1), realizamos una mirada sobre los diferentes personajes o actores urbanos que se han presentado en la literatura urbana y que se consideran los protagonistas de la vida contemporánea en las urbes, producidos principalmente por procesos como la gentrificación. Estas categorías son vistas no solo como un colectivo o una clase social direccionadas por criterios de racionalidad económica, sino como una serie de agentes que, guiados por las leyes del mercado, actúan sobre un territorio (Sequera, 2015).

 

Ruth Glass
(Londres 1964)

Donald Appleyard (Cambridge 1979)

Jean Yves Authier
(Paris 2008)

Yasna Contreras
(Santiago 2012)

Actores urbanos

Gentrie: gente de suburbia

Pionero

Ascendente cultural

Gentrie pionero

 

Gentrie

Ascendente técnico

Gentrie sucesor

 

 

Nuevo arrendatario

Transitorio urbano

 

 

 

Decadente

 

 

 

Precario

Fig. 1/ Actores urbanos producidos por la gentrificación según 4 autores contemporáneos.

Fuente: Elaboración propia con base en Appleyard, 1969; Authier, 2008; Contreras, 2012; Glass, 1964.

Si bien estas no son categorías concluyentes ni inapelables, si son el resultado de décadas enteras de estudios sobre la gentrificación y parecen ser los grandes grupos bajo los que se enmarcan los nuevos personajes y clases urbanas representando una construcción mental que permite comprender los fenómenos de cambio socioespacial en contraposición con la dualidad burguesía/proletariado del capitalismo industrial, dando al estudio sociológico una mayor responsabilidad frente a su identificación y conceptualización para la planificación urbana de las zonas centrales en contextos actuales.

Los gentries, categoría que inició con el estudio de Glass en 1964, y que continuó desarrollándose con los años y en distintos contextos urbanos, corresponde a las clases altas que retornan a los barrios deteriorados, desplazando a hogares de bajos ingresos (Contreras, 2017), son las nuevas clases medias profesionales (Ley, 1980, 1986; Smith, 2012) buscadoras de símbolos y signos de consumo y de cultura, y casi siempre están insertos en procesos de movilidad social ascendente. Sus elecciones residenciales resultan de la decisión de cercanía a sus redes sociales y, sobre todo, a servicios y ofertas culturales, por lo que las áreas centrales son las más apetecidas.

Esta categoría está representada por un colectivo de profesionales o de jóvenes profesionales entre 25 a 35 años, médicos, abogados, ingenieros y artistas, quienes valoran fuertemente la centralidad por sus atributos culturales y la comodidad del desplazamiento (Contreras, 2005; 2008). Esta nueva clase social tiene preferencia por un estilo de “vida metropolitana”, por lo que se han convertido en los nuevos habitantes de los centros urbanos (Contreras, 2011).

Frente a la composición del hogar, se evidencia también una tendencia hacia la conformación de hogares de personas solas, solteras y separadas, o en pareja sin hijos, con un claro aumento del nivel de ingresos, y con una alta preferencia por la cultura y el consumo. Pertenecen al grupo de profesionales liberales con responsabilidades de gestión, técnicos o altos funcionarios, cuyos sitios de trabajo se localizan en los centros financieros y administrativos (Manrique Gómez, 2013).

Además de ubicarse en barrios centrales por razones de cercanía, buscan diferenciarse del resto de los ciudadanos por sus particulares hábitos de consumo, como el gusto por habitar en edificios con valor histórico, tienen gran valoración por la arquitectura, el patrimonio y el sentido de habitar un barrio, y buscan vivir en zonas con alta concentración de oferta comercial, cultural y donde históricamente han vivido las élites artísticas y culturales del país.

Esta clase social es la responsable de los grandes cambios en el paisaje y en la morfología urbana de las zonas centrales, ya que impusieron las viviendas remodeladas tipo loft (Zukin, 1989), las grandes torres de apartamentos y la creación de atractivos de ocio cultural y comercio especializado (boutiques, restaurantes, galerías, etc.), llevando a la expulsión de residentes de baja renta.

Cabe aclarar que entre los nuevos residentes del centro existen grupos especiales de gentries que explicaremos a continuación:

Los Dinks por su lado son parejas jóvenes, con doble sueldo sin hijos, tienen una alta proporción de graduados de universidades elite, y normalmente provienen de familias donde el principal sostén está en la alta dirección y en la gerencia. Son una agrupación exclusiva, con una movilidad ascendente restringida.

Los White collar nacen en las sociedades modernas, compuestas por trabajos especializados, alta tecnología, sociedad informacional, y fuertes relaciones en red. Este tipo de personajes se siente fuertemente atraído por la vida urbana y las ventajas que proporcionan los centros de las ciudades (Sequera, 2015), al contrario que los yuppies y los dinks, llevan a cabo tareas semiprofesionales o profesionales de oficina, administración y coordinación de ventas, y más que una elite, son considerados nuevos trabajadores adinerados en gran parte en el sector privado y en ocupaciones orientadas al cliente (Savage, 2013). Como podríamos esperar, son en su gran mayoría jóvenes urbanitas que poseen cierto gusto por los edificios históricos, la cultura vibrante y la oferta de servicios comerciales (Manrique Gómez, 2013).

El origen de todos ellos coincide con el boom del sector inmobiliario y la llegada de mercados posmodernos enfocados al arte, la estética y los nuevos estilos de vida que generaron nuevos intereses por ciertas zonas urbanas (Sequera, 2015). Ellos, en palabras de Appleyard (Appleyard, 1979), son los gentrificadores pioneros y son evidencia de la penetración de jóvenes profesionales y de la creación de una nueva clase media con particulares hábitos de consumo forjadores de una futura clase dominante que estabiliza el balance general declases sociales.

El origen de estos personajes es consecuencia del auge que ha tenido la economía del conocimiento y la creciente importancia de la creatividad y la innovación como motores del capitalismo actual. Para estas personas la cultura y el estilo de vida son factores decisivos para escoger su lugar de localización, es por esto que Florida propone un índice bohemio para espacializar estos personajes en la ciudad y saber dónde se localizan, dando como resultado la concentración de un gran número de autores, diseñadores, músicos y compositores, actores y directores, artesanos, pintores, escultores, fotógrafos y bailarines en las zonas centrales (Florida, 2002).

Los artistas normalmente son considerados habitantes de barrios deteriorados y de baja renta, aunque su ejercicio profesional incide en la reconversión de estos en barrios coloridos atrayentes de grupos de clase media y alta. A menudo se presentan como antagonistas a la imagen del privilegiado residente urbano: el yuppie, aunque este antagonismo solo oculta la similitud estructural de estos y los artistas e intelectuales bohemios (Lloyd, 2002); una relación aludida por Bourdieu (Bourdieu,1988: 176) cuando se refiere a ellas como las “fracciones dominadas”.

En general, desde la perspectiva del consumo, los estilos de vida de los artistas y la “bohemia” se han visto como potenciales atractores de inversión, ya que sus estructuras y actividades contribuyen a la gentrificación de los centros urbanos en descomposición (Casellas & Dot-Jutgla & Pallares-Barbera, 2012).

Los estudiantes son similares a los artistas y a los BoBos en sus patrones espaciales, y pueden verse como los pioneros de la gentrificación en algunos contextos (Bowler, 1991).

En las categorías anteriores la ubicación de estos personajes en la ciudad es relativamente fácil de definir, toda vez que ésta depende de procesos económicos productivos, bien sea por el tipo y lugar de trabajo o educación que tienen, el salario que reciben, y sus condiciones y elecciones residenciales, pero en el turismo, la ubicación responde al proceso de consumo y a las preferencias culturales (Hiernaux, 1996).

Para este caso, nos referiremos únicamente al turismo urbano patrimonial que fomenta la constante afluencia de grupos de altos ingresos a lugares centrales con características históricas valiosas, ya que son estos grupos los que acrecientan la posibilidad del desarrollo de una gentrificación.

De esta manera, hemos repasado el grupo de gentries tanto pioneros como sucesores2 (Contreras, 2012) que protagonizan la escena urbana actual.

Estos personajes demuestran la tendencia creciente a la localización de nuevas clases medias profesionales y artistas en los centros tradicionales de las ciudades y ponen en valor los atributos de la centralidad, ya sea de manera material, simbólica o socioespacial (Contreras, 2011). Así mismo, es sabido que, con la llegada de estos personajes, el centro urbano se convierte en un lugar de residencia y consumo de grupos de altos ingresos, condiciones contrarias a las de los grupos residentes que desplazan. Es decir, se produce un proceso de gentrificación, que se evidencia en el aumento de costo de vida del lugar, y en el surgimiento de nuevos establecimientos comerciales, como restaurantes, bares y cafés de alta gama, en edificaciones que una vez fueron negocios frecuentados por la población tradicional (Ley 1986).

A continuación, en la Fig. 2, se muestran los espacios comerciales en la ciudad frecuentados por los distintos tipos de gentries, lo que significa que a su llegada generan cambios socioeconómicos en la estructura y el paisaje del barrio, de manera que configuran un lugar con una alta oferta cultural y comercial para satisfacer su estilo de vida.

Gentrificador

Descripción

Espacios que frecuentan

Yuppies - Dinks - White Collars

Personajes con altos cargos administrativos, gerenciales y poder adquisitivo sobresaliente. Jóvenes profesionales y técnicos que laboran en el centro de la ciudad y alrededores. Tienen una alta capacidad económica.

Restaurantes

Espacios de ocio

BoBos - Artistas

Poder adquisitivo medio y medio-alto, alto capital cultural.

Restaurantes

Espacios de ocio

Galerías - museos

Estudiantes

Poder adquisitivo medio, jóvenes adultos solteros y sin hijos, que no participan en el mercado laboral, buscan alojamiento de alquiler temporal cercano a su lugar de estudio

Restaurantes

Espacios de ocio.

Residencias universitarias

Universidades

Bibliotecas

Tiendas locales

Turistas

Turistas nacionales y extranjeros con alto y medio poder adquisitivo, prefieren los centros históricos y los lugares patrimoniales

Restaurantes

Espacios de ocio

Hoteles

Lugares turísticos

Edificaciones con alto valor patrimonial

Fig. 2/ Gentrificadores o gentries y espacios frecuentados en la ciudad.

Fuente: Elaboración propia con base en Manrique Gómez, 2013.

Si bien los gentrificadores son parte esencial del proceso, también están los desplazados, es decir, la otra cara de la moneda. Pese a que no se pretende reducir esta nueva estructura de clases sociales en versiones de burguesía/proletariado, toda vez que lo que caracteriza el modelo posfordista y culturalista que hemos venido explorando es la variedad de categorías y personajes que aparecen en el entorno urbano, para efectos de este artículo hablaremos de gentrificadores y gentrificados como principales actores.

La movilidad descendente y la nueva pobreza han generado una nueva clase representativa del mosaico social reestructurado, dentro de la cual podemos identificar dos tipos de personajes:

Este grupo de personas desplazadas o gentrificadas sin poder económico ni político, solían vivir en viviendas económicas, pero arquitectónicamente deseables por los gentrificadores que son el grupo que desea invertir y mudarse a este tipo de áreas (Casellas & Dot-Jutgla & Pallares-Barbera, 2012).

Este desplazamiento se evidencia en varios aspectos, como la presión inmobiliaria, que lleva a los pobladores tradicionales a trasladarse a otras zonas por su carencia de recursos económicos para el mantenimiento de sus viviendas, el cierre progresivo de negocios frecuentados por decadentes y precarios, es decir, tiendas de barrio y negocios tradicionales, los cuales han sido sustituidos por nuevos establecimientos para grupos de altos ingresos, como bares y restaurantes, y por último, los procesos de renovación urbana llevados a cabo por los gobiernos para atraer nuevas clases sociales (Manrique Gómez, 2013).

Ley (Ley, 1980) sostiene que este cambio de residentes se produce por la llegada de agentes con una nueva ideología liberal causada por el fortalecimiento del sector servicios, donde los gentrificadores buscan un estatus y un estilo de vida urbana cosmopolita en el centro de la ciudad, que predomina sobre los gustos y el capital económico, social y cultural del grupo residente caracterizado por ser una clase trabajadora con recursos limitados, carentes de poder y muchas veces sin la documentación adecuada que combaten sin éxito contra la elitización de la ciudad o contra la transformación de las zonas industriales en áreas de oficinas de lujo (Sassen, 2007).

Los decadentes y precarios son los nuevos yuffies (Young-failure), es decir, los fracasados metropolitanos, que en la dura lucha por el éxito han sido relegados a la marginalidad física y social de la ciudad (Amendola, 2000).

Por último, daremos una breve mirada a lo que Contreras (2012) y otra variedad de autores han llamado transitorios urbanos, la clase intermedia que no se considera gentrificadora ni gentrificada que habita en zonas centrales:

Ellos o sus parejas son profesionales o técnicos de ocupaciones intermedias, su nivel educativo es similar o más elevado que el de los decadentes urbanos y son mayoritariamente personas con una opción de vida en solitario, o parejas que han optado por no tener hijos (Contreras, 2017). Sus ingresos son menores que los de los gentries, pero tienen un fuerte poder de compra y endeudamiento y se encuentran en una etapa ascendente respecto a sus padres. Deciden vivir en zonas centrales como elección atada a una etapa del ciclo de su vida, y tienen preferencia por la cercanía a lugares comerciales y de consumo más que a un gusto por los edificios patrimoniales y el capital simbólico que generan.

De esta manera, hemos definido los nuevos personajes urbanos protagonistas de la gentrificación, habitantes de los centros tradicionales en proceso de recuperación que se conforman como las nuevas clases sociales en la ciudad contemporánea.

A continuación, realizaremos un análisis multidimensional enfocado en la ciudad de Bogotá que evidencia la polarización social en forma de una élite, un precariado y la fragmentación de las divisiones sociológicas de la clase intermedia (Savage, 2013).

4. El mapa de las nuevas clases sociales (actores urbanos) en Bogotá

Como se evidenció en apartados anteriores, la identificación de los personajes urbanos en la ciudad contemporánea se deriva de un análisis multidimensional de capital económico, social y cultural, toda vez que el avance de las teorías marxistas nos ha llevado a un enfoque culturalista (Ley, 1980; Zukin, 1989), donde la gentrificación bajo el argumento del consumo como elemento ideologizador y transformador de las clases sociales y de la sociedad postindustrial, permite revalorizar un espacio concreto y definir los nuevos protagonistas de la escena urbana (Sequera, 2015).

Por esta razón, para intentar espacializar estos diferentes personajes en la ciudad, se realizó una matriz donde se identifican las variables que definen estos estilos de vida para luego, por medio del análisis de la Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017 localizar a los grupos de personas que cumplen con estas características.

Por cuestiones metodológicas y de carencia de información, no fue posible identificar al grupo de artistas que como hemos podido ver, también forman parte del grupo gentrificador.

Adicionalmente, se sobrepuso la capa de estrato socioeconómico3 en el material cartográfico para de esta manera ver la relación existente entre la localización de los grupos mencionados anteriormente (definidos por múltiples variables) y la localización de las personas según su aparente condición económica, que es una clasificación que se hace frecuentemente en Bogotá para focalizar subsidios y formular políticas públicas.

Yuppies

Estudiantes

Precarios

Capital económico

Salario (pesos colombianos)

$4.000.000 o más

N/A

$800.000 o menos

Tipo de trabajo

Profesional

Empleado del gobierno

Empleado empresa privada

Independiente

Empleador

N/A

a) Desempleado

b) Doméstico

c) Sin remuneración

d) Independiente

Capital social

Edad

25-35

18-25

N/A

No. personas en el hogar

1

1

4 o más

Nivel educativo

a) Universitario

b) Especialización

c) Maestría

d) Doctorado

N/A

a) Básico

b) Medio

Capital cultural

Estudia actualmente - grado

N/A

Si - Universidad

N/A

Tiempo viaje vivienda-universidad (min)

N/A

15-20

N/A

Tiempo viaje vivienda-teatros-museos-cines (min)

15-20

N/A

40 o más

Uso de internet-redes

Alto

N/A

Bajo

Fig. 3/ Variables de identificación yuppies, estudiantes, precarios.

Fuente: Elaboración propia con base en Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017.

Las conclusiones a las que se llegó con este análisis son contundentes. Tanto los yuppies como los estudiantes se localizan en las UPZ centrales, mientras los precarios son desplazados a la periferia (Ver Figs. 4, 5 y 6), lo que evidencia una localización de personas con capitales económico, social y cultural altos en el centro tradicional de la ciudad. Este resultado se ve contrastado con la localización de las personas con mayor capacidad económica que durante mucho tiempo se han ubicado en la zona central y nororiental de Bogotá mientras que las de bajos ingresos suelen concentrarse en la zona sur y sur occidental también conocida como la periferia urbana.

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Fig. 4/ Ubicación de yuppies en Bogotá.

Fuente: Elaboración propia con base en Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017.

Fig_11_5.png

Fig. 5/ Ubicación de estudiantes en Bogotá.

Fuente: Elaboración propia con base en Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017.

Fig_11_6.png

Fig. 6/ Ubicación de precarios en Bogotá.

Fuente: Elaboración propia con base en Encuesta Multipropósito de Bogotá 2017.

Esta clasificación se realizó con base en los datos consignados en la Fig. 3, arrojando como conclusiones significativas que el porcentaje de hogares unipersonales en 2017 fue 16,3% para Bogotá, siendo Chapinero (41,7%) y La Candelaria (39,6%)4 las zonas más representativas, mientras que Usme y San Cristóbal5 cuentan con la mayor proporción de hogares conformados por 4 o más personas.

En cuanto al nivel educativo, las personas entre 18 y 25 años con mayor número de grados aprobados se encuentran en Chapinero y Teusaquillo, mientras que Ciudad Bolívar presentó el porcentaje más bajo.

En cuanto a participación en actividades culturales y artísticas, Teusaquillo se confirmó como la zona más activa (32,7%), mientras que Usme fue la zona en donde se evidenció menor interés.

La localización de grupos de élite en la zona central de la ciudad de Bogotá se debe principalmente a las transiciones y transformaciones que se han dado en dichos espacios, y que se hacen manifiestos en la superposición de procesos de renovación, inversión y gentrificación (Contreras, 2017). Para el caso de las UPZ centrales se vincula el concepto de gentrificación a tres fases o etapas: un primer momento de abandono de clases medias y altas del sector llevada a cabo aproximadamente en los años 30, un segundo momento de repoblación por parte de las clases populares y un tercer momento de revitalización económica, cuando se produce el proceso de sustitución social (Pacione, 1990). A continuación, damos un breve contexto histórico que permite entender la transición y la sustitución de distintas clases económicas en el centro histórico de Bogotá.

La Candelaria ha sido reconocida como el casco antiguo de Bogotá, cuando desde su fundación en el siglo XVI fueron localizadas las actividades administrativas, militares y religiosas, y la vivienda de la aristocracia de la época. Este periodo de esplendor se expandió hasta principios del siglo XX, momento en el que el desenfrenado crecimiento de la ciudad y la consolidación de nuevos nodos de centralidad contribuyeron al desplazamiento de las actividades económicas y gubernamentales más importantes y la consecuente inquilinización, tugurización y presencia de comercio popular en la zona de La Candelaria, que expulsó progresivamente a los grupos sociales de altos ingresos (Manrique Gómez, 2013; Jaramillo, 2006; Mejia Pavony, 1997).

Este desplazamiento del centro hacia la periferia ocasionó el surgimiento de los sectores de Teusaquillo y Chapinero (Jaramillo, 2006) ya que las migraciones al norte de la ciudad se realizaban a lo largo de la carrera Séptima y al occidente por la avenida Jiménez. Desde la perspectiva culturalista que hemos venido trabajando, se puede decir que el desplazamiento se debió en gran medida a la adopción de una innovadora cultura de consumo de espacio residencial por parte de la nueva elite (Manrique Gómez, 2013), que se evidenció en la construcción de viviendas de baja densidad con amplias zonas verdes que evocaban las comodidades de vivienda de los países evolucionados.

Mientras esto sucedía, el centro continuaba con su proceso de deterioro con la implantación de un gran número de bodegas, talleres y comercio popular. Así, el paisaje urbano de La Candelaria alcanzo un nivel máximo de deterioro, y la pérdida de las funciones centrales que también se desplazaron hacia otras zonas.

Sin embargo, desde los años 70, surgió una nueva cultura y una nueva forma de ver el centro desde la conservación y defensa del patrimonio histórico y arquitectónico que se había visto afectado por los procesos de degradación física y social. Este cambio fue el punto de quiebre desde donde empieza a surgir una nueva clase de pobladores o gentrificadores pioneros que generan un valor agregado a la oferta comercial y la revalorización de los precios de los inmuebles, que se convierten en atractivo para ocupantes con alta capacidad adquisitiva, y un fuerte sentido de valoración por las edificaciones patrimoniales.

Con la llegada de los grupos de altos ingresos, llegan también nuevas actividades como restaurantes, bares y cafés de alta gama que van desplazando el comercio popular (Carpenter & Lees, 1995), y así se consolida la tercera fase de gentrificación donde la población residente de bajos ingresos es desplazada progresivamente por las nuevas clases dominantes.

Las localidades de Santafé y La Candelaria son las que más han sufrido cambios en su estructura social consecuencia de procesos de gentrificación. En los últimos años, se ha visto una disminución en la presencia de las clases más bajas, una concentración paulatina de población de bajos recursos en sectores específicos, y más importante la permanencia de la clase más alta, artistas y estudiantes y un crecimiento de clases intermedias (Urbina González, 2012).

La Candelaria ahora es habitada por una población joven dividida en dos grupos diferentes, por un lado, los llamados yuppies, caracterizados por su edad joven, soltería, sin hijos, altos ingresos y un gran aprecio por el valor estético, histórico y representativo del lugar. Y por otro lado los estudiantes que en general son jóvenes procedentes de fuera de la capital (Principalmente Boyacá, Tolima, Santander, Valle y Antioquia) que aún no forman parte del mercado laboral, pero pertenecen a familias de altos ingresos (Manrique Gómez, 2013).

Como se observa en las Figs. 4 y 5 la localización de los yuppies coincide con la localización histórica de sectores de alto ingreso, es decir, el norte de la ciudad, sin embargo, se observa una nueva tendencia a regresar al centro, donde además se localizan los estudiantes universitarios por la amplia presencia de universidades y de oferta inmobiliaria en alquiler que se ajusta a sus necesidades de movilidad y de promoción de interacción social.

Esta relocalización tiene varias causas, como el incremento de políticas de renovación urbana, protección patrimonial, y el aumento de inversiones por parte del sector público, aunque no se puede dejar de lado la gran contribución del sector privado en el repoblamiento del centro, como fue el caso del barrio Las Aguas con la construcción del conjunto residencial Gonzalo Jiménez de Quesada en los años setenta, la construcción de la Unidad Residencial Colseguros, las Torres de Fenicia, las Residencias Tequendama y el Centro Residencial y Comercial Barichara (Manrique Gómez, 2013: 219).

Otra de las causas principales es la gran oferta cultural que ofrece el centro a toda la ciudad por su concentración de espacios culturales, teatros y museos, que se representan en una serie de nodos donde confluye un alto capital cultural y económico, y un ambiente bohemio que se traduce en la llegada de una élite cultural con gustos exclusivos y por ende en un aumento de los precios y un desplazamiento de clases bajas. Esta élite no solo está compuesta por yuppies, dinks, estudiantes, artistas y BoBos, sino también por turistas que son atraídos por los lugares dignos de ser visitados, admirados o consumidos y que vienen a imponer hábitos, costumbres y modas (Bertoncello, 2008), contribuyendo a los procesos de gentrificación presentes.

Paralelamente, la llegada de la época posfordista ha generado una fuerza centrípeta de atracción residencial hacia el centro de personas que en su capacidad de elección disfrutan residir cerca a sus sitios de trabajo y a sus redes familiares y sociales y sienten atracción por las actividades culturales y por habitar edificaciones con fuerte valor histórico y arquitectónico. En general, es la globalización de la economía la que ha hecho surgir este nuevo perfil de actor urbano en el seno de clases acomodadas (Lulle, 2008).

El papel de la cultura ha sido considerado fundamental en los procesos de gentrificación y en la generación de nuevos actores urbanos con alto aprecio por el capital cultural, la creatividad y el talento (Zukin, 1989; Florida, 2010) que se ubican en la zona central de Bogotá buscando un nuevo estilo de vida urbano que no puede ser adquirido en áreas periféricas. El ambiente bohemio que trasciende la cultura en todos sus rincones, es complemento de la creatividad, la innovación y el conocimiento que abre el espacio social donde se pueden integrar tipos de personas más excéntricas, alternativas o bohemias (Florida, 2002) y promover la ya conocida yupificación del centro (Lees & Slater & Wyly, 2008).

Para el caso de los precarios, observamos que su localización en la periferia sur de la ciudad responde también al asentamiento de hogares con bajos ingresos económicos y que al igual que la localización de los más acaudalados, han permanecido estáticos a través de los años. Lo que resulta novedoso entonces, es el retorno de los sectores altos al centro de Bogotá, considerados ahora gentries y parte de una nueva categoría social.

Lo que esto significa es que, si bien en este análisis se intentaron superponer las variables culturalistas con las puramente económicas, para la ciudad de Bogotá continuar clasificando los hogares o las personas en estratos económicos no es viable y se va alejando cada vez más de la realidad. En el contexto actual, restringir la localización urbana a cifras económicas resulta ineficiente, ya que son también las variables sociales y culturales las que definen la localización de las personas en la ciudad. Y así mismo, las clases sociales convencionales asociadas a los planteamientos marxistas y weberianos resultan insuficientes para definir completamente los nuevos grupos sociales que caracterizan la urbe posmoderna.

Si bien en Bogotá se ha vivido un proceso lento de retornar al centro, comparado con otras ciudades latinoamericanas y sobre todo europeas, si se ha ido generando una nueva cartografía social, económica y cultural que sitúa a las élites y nuevas clases medias en la zona central, mientras que se continúa relegando a los precarios a las periferias como ha sido el patrón desde el siglo XX. Ahora bien, en términos de políticas públicas, el estudio de las preferencias de consumo y culturales de las personas permitirán la planeación de nuevas zonas de centralidad, en lugar de planificar única y exclusivamente con fines económicos de subsidios y contribución.

5. Conclusiones

Como hemos podido ver, la gentrificación siendo un proceso urbano de la ciudad contemporánea ha generado una reconfiguración en la concepción de clases sociales, ampliando el abanico y fragmentando las nuevas clases medias, ya que la clasificación ahora no se enmarca solamente en condiciones económicas, sino que se desplaza a la cultura y el consumo. Para Ley (1986), el consumo de cultura es una de las mayores características de las grandes ciudades y se expresa en nuevos estilos de vida y nuevos personajes y actores de la escena.

El caso de Bogotá ha seguido esta pauta, y desde los años setenta, el centro ha sido protagonista de la llegada de una generación pionera que acoge a jóvenes profesionales que buscan reconstruir para sí una identidad urbana diferenciadora, grupos de estudiantes que buscan cercanía a sus centros de estudio, artistas y bohemios que aprovechan las ofertas culturales ofrecidas en la zona para asentarse y turistas que en busca de experiencias auténticas se hospedan transitoriamente en el lugar (Contreras, 2012).

Las localidades de La Candelaria, Chapinero, Teusaquillo y Santafé son las zonas centrales donde se han venido ubicando estos personajes y desplazando a los de menor capital económico, social y cultural hacia la periferia, generando un centro financiero, estudiantil y cultural de gran escala y de gran importancia a nivel urbano. Esto se dio principalmente por los procesos de renovación llevados a cabo tanto por el sector público en los primeros años, como por el sector privado en las experiencias recientes.

Evidentemente, aunque el caso de estudio es Bogotá, esta descripción de las diferentes clases sociales y personajes urbanos se aplica a los centros de las grandes ciudades que están inmersas en el sistema global, y aunque es solo un esbozo y una pequeña introducción al estudio de la gentrificación como generador de cambios en la estructura social, tiene grandes repercusiones en la configuración urbana y socioespacial de la ciudad y merece una atención más profunda. El conocimiento de este fenómeno permite generar políticas públicas y planes de renovación urbana más acordes con los nuevos protagonistas, que ahora no se enmarcan bajo el dualismo burgueses/proletarios, sino que hacen parte de amplia gama de opciones de vida.

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Listado de abreviaturas:

SDP: Secretaría Distrital de Planeación

DANE: Departamento Administrativo

Nacional de Estadística

UPZ: Unidad de Planeación Zonal

1 El término personaje es entendido como cada uno de los sujetos que habitan la ciudad y que representan un conjunto de características comunes de un determinado grupo

social. Se consideran una representación para la sociedad, que encarna ideas específicas y que cumple funciones en el espacio, en este caso urbano (Rodríguez, 2011).

2 Gentries pioneros y sucesores: Los primeros hacen referencia a las primeras personas que arriban a áreas centrales deterioradas que están o no en proceso de transformación y estimulan la recuperación y rehabilitación del barrio,

dando los primeros pasos para un cambio socio-urbano. Los gentries sucesores son los descendientes o continuadores del proceso de renovación urbana. (Appleyard, 1979; Contreras, 2012).

3 La estratificación socioeconómica es un sistema de clasificación de los inmuebles residenciales que intenta aproximarse a la capacidad económica de sus residentes, aunque su propósito inicial es el de determinar los usuarios subsidiados o contribuyentes de la ciudad. En este sistema de

clasificación se agrupa a las viviendas hasta en 6 categorías o estratos (siendo 1 el más bajo y 6 el más alto) que, en términos generales, reflejan la condición física de los inmuebles y ciertos aspectos de su entorno (Gallego & López & Sepúlveda, 2015).

4 UPZ centrales.

5 UPZ sur y sur occidentales.