Estudios

CIUDAD Y TERRITORIO

ESTUDIOS TERRITORIALES

ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254

Vol. LII, Nº 205, otoño 2020

Págs. 477-492

https://doi.org/10.37230/CyTET.2020.205.02

CCBy-NC 4.0

Propuesta y ensayo de una metodología
de identificación de la vulnerabilidad urbana

Jesús García-Araque(1)
José Luis García-Cuesta(2)

(1)Investigador, Departamento de Geografía, Universidad de Valladolid.
(2)Profesor Titular de Universidad. Departamento de Geografía, Universidad de Valladolid.

RESUMEN: Los territorios urbanos cuyos habitantes se encuentran en situación o riesgo de vulnerabilidad social son localizados casi exclusivamente mediante procedimientos estadísticos. Por diversos motivos, pueden no apreciarse espacios que, consiguientemente, se verían excluidos de posibles intervenciones públicas. La identificación cualitativa es una alternativa, pero es escasamente utilizada para tal fin, tanto en España como en el resto del mundo. En vista de esta carencia se ha diseñado una metodología subjetiva para detectar espacios vulnerables, unificando diversas herramientas, y se ha implementado en tres espacios urbanos con características diferenciadas, obteniendo como resultado la identificación de entornos desfavorecidos, algunos de los cuales no hubieran podido ser detectados estadísticamente.

PALABRAS CLAVE: Vulnerabilidad urbana; Desigualdad social; Metodología cualitativa; Investigación colaborativa; Mapeo colectivo.

Proposal and testing of a methodology for identifying urban vulnerability

ABSTRACT:The urban territories which inhabitants are in situation or risk of social vulnerability are located almost exclusively by means of statistical procedures. For various reasons, may not be seen spaces that, consequently, would be excluded from possible public interventions. The qualitative identification is an alternative, but it is scarcely used, up to the point of not having been found in Spain studies destined to limit the urban vulnerability in this way. In view of this absence has designed a subjective methodology to detect spaces vulnerable, unifying various tools, and has been implemented in three urban spaces with distinct characteristics, obtaining as a result the identification of disadvantaged environments, some of which had not been able to be detected statistically.

KEYWORDS: Urban vulnerability; Social inequality; Qualitative methodology; Collaborative research; Collective mapping.

Recibido: 10.06.2019; Revisado: 16.12.2019
Correo electrónico: jesus.garcia@uva.es; Nº ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4112-9404;
Correo electrónico: josgar@uva.es; Nº ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9217-9436
Los autores agradecen los comentarios y sugerencias realizados por los evaluadores anónimos, que han contribuido a mejorar y enriquecer el manuscrito original.

1. Introducción

Expuesto por gran cantidad de autores, algunos tan prestigiosos como David Harvey (Harvey 1977: 15), se encuentra extendida la idea de que los problemas en las ciudades son más complejos que en otros ámbitos, y que se tornan más complicados con el transcurrir del tiempo. Cabe pensar que esta evolución debiera acompañarse de una equivalente transformación en las metodologías de análisis. En el caso del estudio de la vulnerabilidad urbana, ha evolucionado hasta incidir en la multidimensionalidad del problema, a través de un mayoritario análisis estadístico. No obstante, no se ha consensuado una metodología analítica, ni una forma de acotar los espacios urbanos vulnerables. Como consecuencia, sobreviene una gran diversidad de resultados en función del método de identificación. Asimismo, otras causas pueden imposibilitar la detección por métodos estadísticos de determinados espacios desfavorecidos. Entre otras, se puede mencionar la carencia de datos, cuando se trata de chabolismo, viviendas ocupadas o población ilegal; y cuando se investigan espacios de reducido tamaño, para los que no existe información.

Entendiendo que la delimitación de espacios vulnerables resulta crucial, al ser el paso previo de toda intervención que posibilite su mejora, y que puede existir vulnerabilidad ajena a dichas actuaciones por ser desconocida oficialmente, debieran evolucionar las formas tradicionales de identificación de la vulnerabilidad estancadas en el cuantitativismo y la carencia de consenso metodológico. Se reclama una identificación lo más certera posible, ya que se encuentra en juego el bienestar de la población que pudiera quedar fuera de identificaciones erróneas y, por consiguiente, de posibles planes de mejora de los territorios.

Como abordamos más adelante, muchos autores han estimado que la lejanía con la realidad en las investigaciones sociales es causante de los problemas mencionados, y que un acercamiento mediante trabajo de campo a la realidad espacial, entre otras cuestiones, para localizar zonas vulnerables y conocer sus problemas deprimera mano, podría eliminarlos. Por ello, se estiman los cambios en el acercamiento a la realidad como un hito esencial en la evolución del estudio de problemas sociales urbanos. Abundan los estudios de ciudades con tratamiento subjetivo de las problemáticas sociales que se aproximan a la población observada, pero pocos recurren a ello para identificar los espacios vulnerables. Como excepción, por el momento minoritaria, se ha detectado el desarrollo de investigaciones participativas que involucran a la población investigada.

Una vez expuestas las posibilidades de identificación de la vulnerabilidad en ciudades, centradas mayormente en los procedimientos estadísticos, se reclama en este trabajo el recurso del trabajo de campo, mediante una investigación cercana al espacio estudiado, para que su conocimiento incida en la delimitación. Se recurre a la participación ciudadana como principal forma de trabajo y como fuente de información directa, al entender que su conocimiento puede compensar las limitaciones de las que adolece el trabajo estadístico. A pesar de que la finalidad de la técnica descrita es localizar la vulnerabilidad social, puede ser igualmente utilizada para conocer el territorio estudiado y detectar aspectos positivos o negativos, tales como problemáticas o miedos de la población, así como potencialidades o sugerencias de mejora. Este trabajo propone una metodología replicable para identificar espacios en los que se concentra población desfavorecida, así como para mostrar sus principales debilidades.

El proceso se ha ensayado en tres áreas urbanas con características diferenciadas entre sí, de desigual tamaño y funcionalidad: los barrios de Pajarillos y San Juanillo, situados en las ciudades de Valladolid y Palencia, respectivamente, y la totalidad de la población de Medina del Campo en la provincia de Valladolid.

2. Evolución de la perspectiva social en estudios urbanos y requerimiento de un mayor acercamiento a la realidad del caso español

Desde hace más de un siglo muchos autores han denunciado cómo el mayoritario cuantitativismo de las investigaciones sociales estaba alejado de la realidad y han reclamado la necesidad de conocer de primera mano lo estudiado y evitar investigaciones sin contacto con el fenómeno analizado (Higueras, 2003). Los primeros trabajos en los que se tienen en consideración los problemas de los moradores de los entornos estudiados son relativamente cercanos en el tiempo, más aún aquellos en los que se requiere de la participación de los habitantes. A pesar de un ligero repunte en los últimos años en el uso de perspectivas más cercanas a la población, estos estudios se limitan generalmente a identificar problemas sociales, pero en muy escasas ocasiones a delimitar espacios vulnerables, que son reseñados con anterioridad.

Paradigmático de la escasa consideración hacia los ciudadanos en el análisis urbano es el caso de los estudios elaborados durante la etapa romántica, que entre finales del s. XVIII y mediados del s. XIX se limitaban a describir elementos urbanos singulares. De forma similar, desde la finalización de esta etapa, pasan a dominar las interpretaciones incidentes en el medio físico y el emplazamiento como explicaciones del comportamiento humano, mediante metodologías clasificatorias. No sería hasta finales del s. XIX cuando Higueras sitúa los primigenios estudios con enfoque social, impulsados por De la Blache, que priorizaba los hechos sociales sobre los naturales. A pesar de recurrir a clasificaciones propias de la época, sus teorías anti-deterministas fundamentaron estudios posteriores al definir a las regiones como áreas únicas e irrepetibles. A pesar de sus aportaciones, hasta entrado el s. XX los estudios metropolitanos continuaron clasificando áreas urbanas en función de multitud de motivos clasificatorios, obviando generalmente al ser humano. Sirvan como ejemplo los trabajos de Brunhes (Brunhes, 1910), Ratzel (Carreras & García, 2006) o Hettner (Capel, 1972). Carreras y García mencionan la crítica de Febvre en “La terre et l’evolution humaine” (Febvre, 1922) sobre la exigua utilidad de estas clasificaciones, que dejaban de lado al ser humano. Prosiguiendo la crítica, Blanchard publicó “Une méthode de géographie urbaine” (Blanchard, 1922), considerado el primer método de estudio de ciudades, utilizado durante décadas. Su secuencia de trabajo obligaba a observar el emplazamiento de la ciudad, historia, morfología, funciones y funcionamiento, incorporando elementos sociales en la revisión de la vida urbana.

Atendiendo a estas críticas, desde la Escuela de Ecología urbana de Chicago se produjo un importante impulso en el tema a partir de la publicación en 1925 de La ciudad (Burgess, Mckenzie & Park, 1925). Con esta obra como base, hasta la década de 1940, diferentes autores tratan por primera vez la segregación social urbana, iniciando a su vez la tradición de los estudios de caso y reduciendo la escala de trabajo a partes abarcables de la ciudad, si bien, bajo una visión ecológica que considera la ciudad como un organismo vivo. Pese a los avances, simultáneamente en Europa prevalecían opciones metodológicas que atendían a la organización, distribución y jerarquización de ciudades y redes urbanas desde un punto de vista económico y espacial, olvidando historia, población y medio físico. Sirva como ejemplo la manida teoría de 1933 sobre lugares centrales de Christaller (Christaller, 1966), base de gran cantidad de tratados durante décadas. Con similar orientación, fue altamente extendido hasta mediados de 1960 un enfoque nomotético basado en la economía, matemáticas y estadística en busca de leyes y modelos predictivos para explicar y predecir el comportamiento territorial y humano. En las escasas ocasiones en que se estudiaron problemas sociales, se localizaba y cuantificaba la pobreza en función de los recursos económicos.

Pocos autores acometieron en esta etapa el estudio de ciudades y problemáticas urbanas desde perspectivas diferentes. Se podría establecer al sociólogo Kurt Lewin (Lewin, 1946) y al geógrafo Pierre George (George,1952) como antecedentes de las masivas denuncias de alejamiento de la realidad de los años 1960. Lewis definió el método investigación-acción, que aunaba teoría y crítica con acción social a través de la participación ciudadana. Fue precursor en entender que los actores afectados debían inferir en decisiones que afecten a su calidad de vida. George incorporó aspectos demográficos y sociales en sus obras desde una posición crítica, reclamando la observación directa y un análisis transversal. Estas posturas fueron extremadamente minoritarias, pero contribuyeron a la progresiva incorporación de datos demográficos y sociales y a la expansión de novedosas perspectivas.

Hasta mediados de 1960 no se extenderían corrientes analíticas que incorporaran la participación ciudadana. El incremento de población urbana y la expansión de la desigualdad y de barrios desfavorecidos impulsaron corrientes alternativas. Entre otros, algunos geógrafos practicaron nuevas aproximaciones, por su descontento con la neutralidad y el reducido compromiso social de los estudios urbanos (Higueras, 2003). Merece atención la geografía radical, promovida desde finales de 1960 por dos referentes del cuantitativismo, como Harvey (Harvey, 1977) y Bunge (Gómez, 1988). En la base de sus disertaciones situaron la idea de que el espacio era un producto social indebidamente distribuido en relación con los ingresos, que generaban áreas diferenciadas. Afirmaban que los problemas urbanos eran inherentes al sistema económico, que explicaba la configuración urbana (Sheppard, 2008). Cuestionaron la forma imperante de estudiar y reclamaron sistemas subjetivos a través de investigación participante y conocimiento personal de los barrios. Bunge recuperó las “expediciones geográficas” del siglo XIX, con las que reclamó una visión menos académica que evitara “estudiar por estudiar”, para que las investigaciones ayudaran a las comunidades estudiadas. Analizó barrios desfavorecidos in situ, viviendo y trabajando en ellos. Se ganaba la confianza de vecinos y organizaciones para recopilar información. Buscaba soluciones elaborando propuestas de planificación en colaboración con residentes (Gómez, 1988). La fundación de las revistas Antípode, Hérodote y Roter Globus extendieron el fenómeno por Europa (Mattson, 1978). A pesar de que algunos autores presentaban soluciones a los problemas planteados, la mayoría se limitaba a proponer la erradicación del sistema capitalista para lograr sociedades equitativas (Higueras, 2003).

Continuando esta reacción, se desarrollaron otros enfoques. Destacaron las corrientes humanistas del bienestar y de la percepción. Enraizadas en el excepcionalismo, consideraban pequeñas partes de la ciudad como algo único. El enfoque humanista pretendía conocer personas y lugares, con el concepto de espacio vivido como punto de partida, en la idea de que todo conocimiento es subjetivo y cada ser humano diferente. Interpretaba que los estudios cuantitativos reducían las personas a números, por lo que recurría a la observación participativa y a encuestas, considerando sentimientos e interpretaciones del entorno (Estébanez, 1982). Capel definió décadas más tarde estos trabajos como meras descripciones (Capel, 1988), al entender que carecen de procedimientos analíticos replicables y metodología. La geografía del bienestar aportó un carácter aplicado, al pretender la mejora de la calidad de vida a través de investigaciones y la elaboración de planes territoriales. No renunciaba a técnicas cuantitativas si su finalidad era solucionar problemas sociales. Con preminencia de estudios sobre desigualdad, con vistas a alcanzar una distribución justa, se localizaban y analizaban desequilibrios. Como ejemplo, se pueden reseñar las aportaciones de Smith, que investigó la disparidad racial en Sudáfrica diferenciando zonas con población blanca acomodada y pobre de color (Smith, 1977).

Por su parte, la geografía de la percepción examinaba estereotipos espaciales a través de la imagen ciudadana sobre determinados espacios. En su estudio de los primeros cincuenta años de vida de esta corriente, Vara sitúa sus inicios a comienzos de 1960, en los trabajos de K. Lynch (Lynch, 1960) y de lo que se conoce como segunda Escuela de Chicago (Vara, 2008). El primero elaboró gráficos y mapas que definían la imagen que tenían de la ciudad sus propios habitantes, a partir de bocetos, encuestas y entrevistas, pero centrándose en comprender el paisaje urbano. Desde Chicago, se fue enriqueciendo el enfoque de Lynch, por parte de autores como Lowenthal, Kates y Lloyd, alejándose un tanto de su elevada relación con la psicología y atendiendo en ocasiones a la segregación socio-espacial. También realizaron sus mapas a partir de cuestionarios y mapas mentales o cognitivos. Según indica Vara, el enfoque comenzó a agotarse en el mundo anglosajón desde 1980.

En el caso español, la evolución fue distinta. El estudio urbano más allá de descripciones románticas no comenzaría en España hasta la década de 1930, Delgado (Delgado, 2016) estableció como precursores nacionales a Rahola (1929) y Vila (1928-1935). Durante los siguientes cuarenta años se siguió mayoritariamente la estructura que desarrolló Blanchard. Con preminente componente historicista y descriptivo, las monografías urbanas rehuían de explicaciones y prestaban nula atención a la población y sus problemas.

En España no se cuestionaron los métodos clásicos y no se recurrió a una perspectiva social hasta mediados de 1970. Delgado sostiene que gran parte de los autores continuaban entre 1960 y 70 con análisis historicistas y monográficos (Delgado, 2016). Si bien, progresivamente se fue incorporando un enfoque que atendía a alteraciones morfológicas y operaciones urbanísticas (véase entre otros, Gómez, 1975; Ruiz, 1976; Castells, Gavira & Baroja, 1977), que llegó a convertirse en mayoritario desde mediados de los años setenta, se mantuvo una perspectiva descriptiva.

Tuvieron gran aceptación dos enfoques, el social, vinculado a teorías neomarxistas, que analizaba la evolución morfológica en relación con mecanismos y agentes asociados al capitalismo, y otro sistémico y morfológico con perspectiva teórica, orientado al urbanismo y la planificación territorial.

En alusión al primero, fueron de gran influencia los trabajos de Horacio Capel, especialmente “el Capitalismo y morfología urbana en España” (Capel, 1975), que explicaba la expansión urbana como resultado de la intervención de agentes que anteponen sus intereses a los de la sociedad. Desde su publicación, esta temática pasó a ser primordial y el enfoque social adquirió nuevas dimensiones. No obstante, Delgado afirma que el cambio epistemológico no hizo desaparecer el paradigma Blanchard, que se mantuvo con mayor rigor científico, adecuación de los estudios a partes abarcables de la ciudad y preocupación por componentes sociales. No obstante, algunos autores aportaron una elevada carga social y aprovecharon la realización de monográficos descriptivos siguiendo dicha perspectiva para concretar espacialmente y analizar la vulnerabilidad. Tomando como ejemplo la descripción de la Villa de Vallecas efectuada por Valenzuela, en la que el autor expone un análisis evolutivo al estilo Blanchard, pero dejando claros los problemas sociales de la zona, así como su localización. Aludiendo a la existencia de intereses inmobiliarios, sitúa asentamientos chabolistas y concreta sus carencias, tanto residenciales como de infraestructuras, equipamientos y servicios, mencionando también las consecuencias de los planes de erradicación del chabolismo (Valenzuela, 1979).

La perspectiva subjetiva participada por los habitantes apareció en España cuando se agotaba en el ámbito anglosajón, aunque es aplicado de forma minoritaria y en escasas ocasiones centrada en problemáticas sociales. Tras dar a conocer Capel perspectivas desconocidas en el país al regresar de su estancia en la Universidad de la Sorbona, en París (Capel, 1973), fueron apareciendo trabajos relacionados con la percepción ciudadana de problemas socioeconómicos desde finales de la década de 1970, y se afianza una línea subjetiva social a lo largo de las décadas de los 80 y 90, con las encuestas y los mapas mentales aplicados de forma sistemática. Como ejemplos, que pueden verse en mayor detalle en su artículo sobre Geografía de la percepción, Vara destaca a Vilagrasa (1982); Luis y Requés (1984); Aragonés (1985); Requés (1989); Bosque Maurel & al. (1991); Boira & Souto (1998); y Fernández y Asenjo (1998).

A raíz de la expansión del estudio urbano en el resto del mundo y la apertura política del país, desde el inicio de los años ochenta se comenzaron a cuestionar los métodos descriptivos. El estudio español de ciudades se benefició de la implantación del enfoque multidimensional que demandaba recurrir a indicadores sociales. A pesar de la extensión de este enfoque, hasta finales del s. XX persistió el tratamiento estadístico con nula aproximación a los residentes. Pese a la prevalencia de esta perspectiva, no se plantean explicaciones nomotéticas, ni leyes universales, sino que pretenden describir situaciones y establecer distinciones socioespaciales. Sirvan como ejemplo la multitud de estudios estadísticos de la capital de España detallados por Lora-Tamayo (Lora-Tamayo, 1990), que abarcan desde los niveles sociodemográficos establecidos en el Informe Sociológico de la Fundación Foessa en 1967 hasta los análisis factoriales y clúster de Castells (Castells, 1981), Campo (Campo, 1983) y Jiménez (Jiménez, 1984).

Hasta la publicación del primer “Estudio de Áreas Vulnerables de Ciudades Españolas” (Hernández (Dir.), 1997), solicitado a la Sección de Urbanismo del Instituto Juan de Herrera de la Universidad Politécnica de Madrid por el Ministerio de Fomento, no se extenderían las apreciaciones subjetivas en los estudios urbanos nacionales. Bajo el impulso de este trabajo, y de otros derivados de él y desarrollados por la misma institución, la metodología híbrida se ha convertido en preponderante actualmente en España. Su identificación y análisis de áreas vulnerables de más de 100 ciudades fue mayoritariamente estadístico, pero contrastado con un análisis cualitativo. Una vez establecidas las áreas desfavorecidas, la observación subjetiva y entrevistas a técnicos municipales permitieron rehacer contornos y determinar cuestiones imperceptibles estadísticamente.

Durante el s. XXI muchos estudios nacionales combinan enfoques, pero la subjetividad suele emplearse para interpretar los resultados tras definir las zonas vulnerables. En escasas ocasiones se destina a establecer delimitaciones como hizo Hernández (Hernández (Dir.), 1997). Además, quienes han recurrido a la subjetividad, pocas veces consideran la participación ciudadana. Entre las excepciones recientes que la tienen en cuenta, puede destacarse a León Casero (León-Casero, 2018).

La tendencia mayoritaria es dedicar un reducido apartado subjetivo a analizar espacios vulnerables detectados estadísticamente en una primera parte del estudio. Entre otros, se puede mencionar a Palacios (Palacios, 2005) que identificó áreas estadísticas desfavorecidas en Madrid, para complementar el examen con un análisis cualitativo de las zonas descubiertas y cuatro estudios de caso. Igualmente, (Domínguez & al. 2008), analizaron la vulnerabilidad urbana andaluza, estableciendo zonas desfavorecidas que examinaron estadística y subjetivamente mediante estudios de caso. El diagnóstico de Alzola (Coord, 2011) abordó la identificación mediante un análisis clúster e incluyó un análisis cualitativo para problemas e intervenciones. Pedro Uceda (Uceda, 2016) diferenció barrios mediante tres métodos estadísticos, para incorporar un apartado cualitativo complementario relativo a movimientos sociales. Con menor preponderancia que la metodología mixta, se mantiene en el último lustro la cuantitativa, carente de aproximación a los residentes, y utilizada por Temes (2014), Piñeira, González & Lois (2017), Durán (2017) y Fernández-Maroto & Rodrigo (2019).

En escasos trabajos mixtos predomina la subjetividad. Es el caso del diagnóstico de barrios sevillanos de Fuentes Ruiz & al (2011) que, con la delimitación efectuada de antemano, identifica problemas a través de entrevistas y se complementa con un análisis estadístico que compara cada barrio con la media de la ciudad. Entre los pocos casos de utilización del apartado cualitativo para acotar se pueden destacar a Pérez (2007), que contrastó subjetivamente la identificación estadística, señaló problemas y planteó propuestas a partir de sugerencias de agentes relacionados con el espacio estudiado, y a Gómez (2011), que utilizó los apartados subjetivo y objetivo de forma diferenciada para identificar y explicar la distribución de áreas socialmente desiguales. Concluyó descubriendo coincidencias entre la investigación con datos objetivos y la percibida en función de la reputación barrial y la calidad de vida.

Los trabajos académicos u oficiales que analizan la vulnerabilidad urbana con exclusividad cualitativa son escasos y, más aún, aquellos que la delimitan cualitativamente. De los segundos no se ha detectado ninguno en España, donde se recurre al análisis cualitativo como complemento o cuando hay una acotación consumada de antemano, en busca de un acercamiento a la realidad pre-demarcada. Ocasionalmente, el apartado diagnóstico de planes municipales orientados a desarrollar áreas urbanas recurre a la investigación participativa, de forma que los habitantes del barrio reseñan sus problemas y proponen intervenciones, generalmente urbanísticas. Se pueden destacar los 16 planes de barrio aprobados por el Ayuntamiento de Madrid entre 2008-2018, que diagnostican y planifican intervenciones en barrios desfavorecidos de la capital, concertadas entre Asociaciones Vecinales (AAVV, en adelante) y el Ayuntamiento (AAVV Federación Regional Madrid, 2019).

De otra parte, no se puede dejar de mencionar que en España se han efectuado gran cantidad de proyectos de mapeos colectivos, por parte de organizaciones de lo más diversas, pero cuyos resultados generalmente no so publicados, ni utilizados, y realizados por AAVV, movimientos sociales u ONGs. La plataforma Iconoclasistas, destacado promotor de la investigación colaborativa del desfavorecimiento social en la última década, menciona nueve mapeos colectivos españoles (Iconoclasistas, 2019). Asociaciones como Médicos del Mundo, Médicos sin Fronteras o Ecologistas en Acción presentan los propios en sus páginas web. No obstante, no son considerados en esta investigación por estar destinados a denunciar o descubrir problemas concretos, que pueden ser de lo más variados, pero no identifican espacios vulnerables.

En América Latina esta forma de trabajar es muy habitual, si bien suele darse a pequeña escala, generalmente en proyectos locales de cooperación al desarrollo (Pérez (Dir.), 2008). En cuanto a proyectos cualitativos urbanos, Iconoclasistas ha impulsado multitud de experiencias de investigación participante para impulsar una reflexión crítica del territorio. Proponen diversidad de herramientas, pero la mayor parte de trabajos referidos en su página web han sido realizados mediante mapeos colectivos (Iconoclasistas, 2019). En alguno de los que ha desarrollado en Latinoamerica, además de reseñarse problemas sobre un mapa, sí que se acota la vulnerabilidad a través de la percepción ciudadana. Sobresalen al respecto, entre los mencionados por esta plataforma, los talleres realizados en barrios de grandes metrópolis, entre otras, Bogotá (2016), México DF (2015) y Brasilia (2015).

3. Propuesta metodológica para detectar espacios vulnerables en ciudades

Una vez revisada la forma de estudiar la vulnerabilidad en entornos urbanos, se observan varias cuestiones de interés. Se muestra incuestionable el reclamo de un acercamiento a la cotidianeidad en las investigaciones urbanas, a la vez que llama la atención la escasez de trabajos que recurren a la subjetividad para delimitar espacios vulnerables y, más aún la ausencia de trabajos que tienen en consideración la opinión de los ciudadanos para este fin.

Las escasas veces que se recurre a la subjetividad, se utilizan unas pocas técnicas de investigación social, con reducida tendencia a combinarlas. En la mayoría de los trabajos híbridos y cualitativos se manejan en exclusiva encuestas o entrevistas o mapeos colectivos. Desde la Geografía de la percepción se observa la combinación de encuestas y mapeos colectivos o mentales, y ocasionalmente, entrevistas, siguiendo los planteamientos de la segunda Escuela de Chicago. Es de destacar la línea seguida por esta escuela, que ha servido de inspiración a infinidad de investigaciones posteriores. Además de combinar técnicas, a diferencia de otros enfoques subjetivos, no busca comprensiones individuales del espacio, sino colectivas, y entiende que la percepción hace de filtro entre el medio y el paisaje (Capel, 1973). Todas estas consideraciones convierten el enfoque mencionado en un método de trabajo sumamente sugestivo para conocer la percepción que la población tiene sobre la vulnerabilidad de los espacios que habitan.

Con objeto de actualizar esta perspectiva, se plantea una propuesta metodológica replicable en un proceso de identificación de espacios vulnerables, unificando diferentes técnicas complementarias entre sí, de forma sistematizada. Se lleva a cabo a partir de los planteamientos aportados por la Geografía de la percepción, a los que se incorporan las ideas planteadas, principalmente por Lewin y por la Geografía radical y humanística, que inciden en la necesidad de que los ciudadanos participen en la mejora de su entorno en lo que se conoce como investigación colaborativa. Definida por el Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo como

“método de investigación y aprendizaje colectivo de la realidad, basado en un análisis crítico con la participación activa de los grupos implicados” (Pérez (Dir.), 2008),

se antoja una propuesta adecuada para conocer la realidad de cualquier territorio. A pesar de establecerse hace más de seis décadas y de expandirse durante 1960-70, es escasamente considerada en las ciudades actuales al margen de ocasionales diagnósticos de planes urbanos y mapeos colectivos. Este método proporciona conocimiento territorial a partir del acercamiento a la realidad estudiada, recurriendo al saber popular y la experiencia de los participantes, pero, además, permite que las comunidades locales participen de la construcción y transformación del espacio que habitan.

Con base en las consideraciones anteriores, se ha diseñado un proceso de investigación colaborativa, que se muestra esquematizado en la Fig. 1, compendiando herramientas y sistematizando el proceso. La Geografía de la percepción recurre a entrevistas, encuestas y mapas colaborativos. El colectivo Iconoclasistas estima esta última herramienta como imprescindible para reflexionar sobre el territorio, pero, a su vez, sugiere desplegar diversidad de soportes para obtener un panorama lo más amplio posible (Risler & Ares, 2015).

Teniendo en cuenta esta sugerencia, dado que se ha observado que su manual es una referencia en la materia, se han añadido otras técnicas que pueden complementarse entre sí, con objeto de ampliar el conjunto de soportes y obtener variadas perspectivas. Justificado más adelante en la descripción de las fases de la investigación, se incluye un proceso de documentación, la observación participante y los recorridos urbanos con pobladores autóctonos.

a) Conocimiento del territorio: se entiende como imprescindible conocer el entorno a estudiar antes de recoger información, pues facilitará su comprensión e interpretación de resultados. Considerando que los espacios metropolitanos se transforman a ingente velocidad, ya reseñado por Reclus en 1895 cuando reflexionó:

“al ver nuestras inmensas ciudades extenderse de día en día y casi de hora en hora…” (Homobono, 2009: 155),

se estima necesario atender a la situación actual y a la evolución histórica.

La revisión bibliográfica posibilitará conocer relatos oficiales, a lo que debiera añadirse un repaso a la hemeroteca para descubrir otro tipo de acontecimientos relevantes. Con base en los indicadores habituales de los estudios españoles de las dos últimas décadas, procurando descubrir las particularidades de cada espacio, se debe prestar atención a procesos económicos, urbanísticos y poblacionales, así como a posibles intervenciones públicas de mejora. Esta fase debe ser aprovechada para detectar a los actores clave involucrados en el devenir de cada espacio, cuya participación será imprescindible en la fase siguiente, de recogida de información.

Fig. 1/ Fases de la investigación.

Fuente: Elaboración propia, basado en Lewin (1946); Capel (1973); Vara (2008); Risler & Ares (2015).

b) Recogida de información: El investigador debe inferir lo menos posible al recoger información. No obstante, su participación es necesaria para que durante la aplicación de cada una de las técnicas se tenga una orientación “geográfica”. Es decir, cada proceso debe ser dirigido hacia la localización de los descubrimientos. Siempre que sea posible, cada aportación deber tener una localización espacial. No se trata únicamente de conocer problemas urbanos, sino de que cada uno de ellos, cada impresión o reflexión, pueda localizarse y situarse sobre un mapa. Se debe tener como base de la investigación la vulnerabilidad, pero añadiendo una pregunta básica: “¿Dónde?” (“¿Dónde ocurre eso?”, “¿Dónde está?” …).

  1. Recorridos grupales: además de suponer una continuación de la fase aproximativa, permiten obtener los primeros datos. Las experiencias de recorrido en grupo centradas en diagnosticar problemáticas urbanas resultan escasas, y no se han detectado reseñas de recorridos con la finalidad de detectar vulnerabilidad. El proceso debe realizarse acompañado de residentes, a ser posible miembros de AAVV, pues su implicación hace que tengan mayor conocimiento del entorno. Portando mapas, preguntado y consultando a los acompañantes, se invitará a reseñar aspectos relativos a la vulnerabilidad y a la localización y generación de espacios vulnerables. En un ambiente distendido, los vecinos pueden compartir anécdotas, impresiones y recuerdos, que pueden dar lugar a descubrimientos y reflexiones. En caso de controversias delimitativas, puede inferirse a los residentes por su apreciación.
  2. Mapeo colectivo: esta técnica participativa permite evidenciar sobre un mapa una visión colectiva del territorio, a la vez que incita al debate durante su ejecución, revelando una realidad más allá de percepciones ajenas y relatos oficiales. Se antoja lógico pensar que los propios habitantes sean quienes mejor entiendan, interpreten y representen su espacio vital, y puedan definir sobre el mapa los espacios en los que reside la población más susceptible de sufrir daños, así como debilidades territoriales. El investigador debe ayudar a los participantes y organizar, pero permitiendo un proceso abierto. Debe tenerse en cuenta que algunas personas pueden tener dificultades para expresarse o interpretar un mapa. Aunque se asista durante el proceso, debe dejarse libertad para incorporar ideas, sentimientos, inquietudes y formas propias de representación. Se pueden aportar marcadores con colores verdes y rojos, para diferenciar aspectos positivos y negativos respectivamente, con lo que se facilita la participación y la posterior interpretación.
  3. Si las circunstancias lo permiten, el mapa debe situarse en diversos lugares, para obtener opiniones variadas y evitar confluencia de criterios. Es mayoritaria la tendencia a realizar un único mapeo en un espacio comunitario. Se propone añadir al necesario trabajo en lugares de encuentro, como las AAVV, el despliegue de mapas en cualquier momento y lugar, incluso para personas individuales, y acudir cuando sea posible a viviendas particulares para trabajar con familias o grupos de amigos, donde se pueden generar ambientes distendidos.
  4. Entrevistas personales: para complementar y ampliar los descubrimientos anteriores, se añaden cuestionarios semiestructurados, pero abiertos a las reflexiones y sugerencias sobre la percepción de los entrevistados. Al realizarse individualmente se evitan las posibles presiones de reflexionar en grupo durante los mapeos colectivos y grupos de discusión. Es recomendable consultar a actores relacionados con el funcionamiento vital del barrio. Aunque su opinión no tiene mayor validez que otras, debe reconocerse su mayor vínculo territorial. Como agentes cualificados se recomienda entrevistar a agentes de policía, propietarios de comercios, miembros de AAVV o Asociaciones Culturales, presidentes de comunidades de vecinos y representantes religiosos.
  5. Observación participante: debe desarrollarse transversalmente y con estructuración asistemática. Sirve, a la vez, para conocer el territorio y para investigar los descubrimientos obtenidos por otras técnicas. Se propone involucrarse en las áreas investigadas y relacionarse con sus habitantes, Para establecer un contacto inicial hay que acudir a reuniones vecinales, donde contactar con personas concienciadas en mejorar su entorno. El investigador debe mostrarse abiertamente, pero puede permanecer encubierto para aportar familiaridad que no podría darse si las personas se saben estudiadas. Siempre que sea posible, se debe formar parte del barrio, participar de su vida diaria, acudir reiteradamente, pasear, consumir en bares y comercios, atender a comportamientos y conversaciones, dialogar informalmente y conocer a la mayor cantidad posible de moradores; en definitiva, convertirse en un pensarse, la observación participante es considerada como el procedimiento de recopilación de datos cualitativos más objetivo, al evitar el filtro del investigador la posibilidad de distorsiones por el contexto social de cada individuo (Vitorelli & al, 2014).

c) Analítica integral: una vez obtenidos todos los datos, los resultados recabados por medio de cada técnica deben analizarse desde una perspectiva integradora y sintética, en busca de descubrir los espacios vulnerables y detectar problemáticas, pero también de comprender y explicar el territorio analizado más allá de lo perceptible. Deben unificarse todas las visiones y evitar conclusiones parciales. Solamente de esta forma se puede llegar a interpretar un territorio. Esta parte del proceso resulta compleja. Es esencial que el investigador sintetice e integre los resultados desde una perspectiva globalizadora. Para organizar la extracción de los datos se puede recurrir a la elaboración de tablas. Debe tenerse en cuenta que en cada territorio podrán descubrirse diferentes cuestiones, pudiendo resultar algunas imprevistas, cuestión necesariamente reseñable dado que, al contrario que en una investigación cuantitativa, los indicadores no son conocidos de antemano.

d) Presentación de resultados: sería deseable unificar todas las conclusiones en mapas, ya que proporcionarán una visión panorámica de los resultados y facilitará su interpretación. Los resultados parciales, obtenidos por medio de cada una de las técnicas empleadas, pueden mostrarse en diferentes formatos. Para facilitar al máximo su interpretación se sugiere optar por tablas que incorporen las consideraciones destacables.

4. Diagnóstico cualitativo e identificación de vulnerabilidad urbana

Con objeto de dilucidar si la metodología planteada permite descubrir espacios vulnerables y vulnerabilidades en diferentes entornos, se han analizado tres áreas urbanas de dispares características:

  1. Pajarillos, Valladolid: barrio con 18.230 habitantes (Ayuntamiento de Valladolid, 2018), perteneciente a una ciudad con 298.866 habitantes (INE, 2019), que la sitúan como la 13º ciudad más poblada de España, capital de Castilla y León y con gran influencia en la región.
  2. San Juanillo, Palencia: barrio con 9.366 habitantes (Ayuntamiento de Palencia, 2018), que forma parte de una ciudad de pequeño tamaño, que con 78.892 habitantes es situada en la posición 92º en cuanto a población (INE, 2019).
  3. Medina del Campo: municipio urbano de reducido tamaño en la provincia de Valladolid, que ejerce como centro comarcal y de servicios, con 20.679 habitantes (INE 2019).

Para delimitar los espacios estudiados se ha recurrido a las estimaciones de cada respectivo Ayuntamiento. No obstante, durante la investigación los límites se han considerado orientativos y se ha dejado libertad a los participantes para reflexionar sobre espacios adyacentes.

Una parte del barrio de Pajarillos es reseñado por el Catálogo de Barrios Vulnerables1 en su última revisión, relativa a 2011, como un área con vulnerabilidad media, mientras que en la totalidad de las ciudades de Palencia y Medina del Campo no reconoce ningún área vulnerable.

Los resultados parciales de las diferentes técnicas de investigación en cada territorio se muestran resumidos en dos tipologías de tablas. En las Fig. 2, 5 y 8 se presentan aspectos históricos y en las Fig. 3, 6 y 9 se reúnen las observaciones más destacadas que se han obtenido tras aplicar las técnicas de investigación (Ver nota en Anexo I).

4.1. Espacios vulnerables y principales problemáticas en el barrio de Pajarillos: proceso de investigación y resultados

Pajarillos es un barrio obrero de nacimiento marginal situado al este de Valladolid, separado del centro urbano por una vía de ferrocarril. Sus inicios se remontan a finales del s. XIX, cuando inmigrantes del medio rural comenzaron a autoconstruir viviendas ilegales alejadas de la capital (Pascual & Pastor, 1994; Asociación de Vecinos La Unión de Pajarillos, 1997). Desde entonces ha venido ganando población hasta la década de 1980. Entre los aspectos destacables de su evolución histórica que pueden ayudar a comprender los resultados obtenidos en la investigación (ver Fig. 2), llaman la atención los sucesivos intentos infructuosos, desde 1979, por insertar en el barrio a un colectivo de población que ya desde hace siglo y medio habitaba chabolas en la zona. Desde 2018 una parte del barrio conocida como “29 de octubre” –señalada en el mapa como “1”– habitada, en parte, por individuos pertenecientes a dicho colectivo, se encuentra inmersa en un proceso de rehabilitación integral, con intervenciones sociales, arquitectónicas y urbanísticas que pretenden regenerar e integrar el territorio con el resto de la ciudad.

La revisión de la hemeroteca ha sido de gran utilidad al mostrar que el espacio que se busca integrar ha tenido problemas con el tráfico de drogas, que se han reducido tras movimientos vecinales. Este espacio, reseñado en multitud de acontecimientos negativos desde 2001 por la prensa local, ha sido remarcado en todo momento por los habitantes mediante las diferentes técnicas de recabado de datos. Consecuentemente, se concluyó que las dos AAVV que habían participado activamente en la lucha contra la droga tenían fuerte implicación con el barrio, por lo que se estimó que podían ser las entidades con mayor conocimiento del territorio y fueron los primeros lugares a los que se acudió, para solicitar la realización de entrevistas y mapeos.

Después de estos primeros contactos se efectuó un recorrido urbano con residentes, que posibilitó observar aspectos destacables descubiertos durante la revisión bibliográfica. La mayoría de las vulnerabilidades identificadas en el recorrido han coincidido posteriormente con lo señalado en el mapeo colectivo y entrevistas personales. Además, se desvelaron inconvenientes que no han sido reseñados en posteriores fases, que no se incluyeron en la compilación final por ser excesivamente genéricos y afectar a todo el barrio. La referencia a la seguridad, a la delincuencia y al tráfico de drogas al recorrer o acercarse al “29 de octubre” fue constante, hasta el punto de que algunos participantes se negaron a penetrar en algunas calles por miedo a posibles problemas con los pobladores. Sin embargo, posteriormente, frente al mapa o en las entrevistas, no se consideraba que esos lugares fueran peligrosos y se alegaba que no había reparo en transitarlos. Debe dejarse constancia de que el grupo fue increpado con frases como: “¿Qué hacéis aquí? ¿A quién estáis buscando? ¿Necesitáis ayuda?”, por lo que se optó por abandonar la zona en cuestión.

Características

Aspectos destacables

Origen y primeros habitantes

Finales s. XIX, viviendas ilegales de inmigrantes rurales y zonas de chabolas, rodeadas de tierras de cultivo. Población con escasos recursos.

Expansión urbana

Entre fin s. XIX-1980, acelerada en 1950-1980.

Balance de población

Ganancia hasta 1980. Desde entonces, pérdida de jóvenes hacia nuevas viviendas en Valladolid y entorno.

Urbanización

Inexistente hasta 1930, se acelera y completa 1970-1980. Actualmente hay zonas
decadentes, en proceso de rehabilitación.

Espacios verdes /
dotaciones de ocio

Casi sin espacios libres, sin plazas, sin espacios verdes y con escasos espacios de ocio.

Equipamiento

Inexistentes hasta 1970. Actualmente equipamientos sanitarios y educativos adecuados.

Evolución económica

Poca industria en el pasado, inexistente actualmente. Poco comercio, concentrado
y en proceso de retroceso.

Comunicaciones / Barreras urbanísticas

Vía de ferrocarril que separa el centro de la ciudad. Río Esgueva como límite con barrio “Pilarica”.

Intervenciones públicas

Realojo de chabolistas en "la Esperanza" (1979). Derribo de "la Esperanza" y realojo en grupo "29 de octubre" (1991-2002). Rehabilitación de "29 de Octubre" (2018-Actualidad).

Particularidades

Barrio asociado al tráfico de drogas durante décadas. Tras movilizaciones vecinales desde finales de 1990, se ha reducido el problema a partir de 2006.

Fig. 2/ Aspectos destacables en la evolución histórica del barrio de Pajarillos, Valladolid.

Fuente: Elaboración propia, basado en Pascual & Pastor (1994); Asociación de Vecinos La Unión de Pajarillos (1997).

La cartografía de referencia para indicar espacios vulnerables y vulnerabilidades de forma grupal fue colocada en dos AAVV y una vivienda particular, aunque también fue mostrada en todas las entrevistas como elemento de apoyo. En una de las AAVV, en la vivienda particular y durante las entrevistas, no se dudaba en culpabilizar al mismo colectivo étnico, residente mayormente en “29 de octubre”, de diversos problemas, en reseñar la droga como una preocupación notable y en señalar puntos de venta de estupefacientes, así como problemas de delincuencia y convivencia. No obstante, en la segunda AAVV se suavizaron estos asuntos, aun reconociendo la existencia de una problemática, y se aludió principalmente a leves problemas urbanísticos.

En uno de los mapeos colectivos se indicó un conflicto singular, ya que los miembros de una AAVV entendían que era un grave problema, mientras que el resto de los informantes entendieron lo contrario: que era beneficioso. Es el caso del mercadillo que se instala en la calle Salud la mañana de los martes, considerado un contratiempo por quien vive cerca, por causa del ruido que genera, suciedad y problemas de tráfico y aparcamiento, mientras que para quienes viven alejados les parece un interesante reclamo.

Por otra parte, en todos los mapeos y entrevistas se apuntó a la existencia de una zona con población envejecida, establecida desde hace décadas en las pocas viviendas unifamiliares que persisten en la zona.

Las entrevistas apoyadas que recogieron consideraciones de agentes implicados en el funcionamiento del barrio, especialmente comerciantes, permitió confirmar descubrimientos anteriores. Como añadido, se apuntó vulnerabilidad en un espacio de reducida superficie, en el entorno de una calle concreta, que no volvió a ser reseñado en otras fases de la investigación, a pesar de inquirir a los participantes sobre él.

La fase de observación participante se desarrolló durante meses, y se destinó a corroborar descubrimientos anteriores y a indagar sobre otros nuevos, aunque no hubo nuevas aportaciones. El acercamiento al barrio y sus pobladores, más allá de los encuentros en locales de AAVV y el paseo diagnóstico, se basó en la asistencia a reuniones vecinales relativas al proceso de intervención pública que se está realizando y en paseos sin lógica ni finalidad concreta –técnica conocida como deriva urbana (Páez, 2013)–. Se compró en comercios y se consumió en bares y restaurantes, comportándose como un residente más del barrio, intentando en todo momento establecer contacto con los habitantes y hablar sobre el tema investigado siempre que se daba la oportunidad, mediante conversaciones informales. Principalmente se observaron in situ los espacios apuntados como vulnerables, pero también se recorrió el resto del barrio, hasta finalmente establecer las conclusiones espaciales finales (ver Fig. 3).

Principalmente destacable, por los debates que suscitó, con opiniones a favor y en contra, fue el caso del mercadillo, cuya visita durante varios martes facultó para incluirlo como factor negativo. A pesar de que un mercadillo puede ser positivo, se concluyó que podían establecer otros espacios más adecuados para su celebración.

Las zonas que no pudieron ser visitadas durante el recorrido grupal, ante las implícitas amenazas de sus pobladores, fueron recorridas a horas tempranas de la mañana, con las calles vacías, lo que sirvió para descubrir una zona caótica, con edificios en obras para su mejora, mezclados con otros degradados, con calles sucias, basura, escombros, maquinaria, etc. Asimismo, se comprobó la existencia de tráfico de drogas.

Aspectos singulares

Conclusiones espaciales (FIG. 4)

Herramienta*

▪ Sin estimación negativa de aspectos
habituales en estudios estadísticos:
desempleo, pobreza y carencias materiales.
▪ Los límites del barrio según vecinos
no coinciden con los del Ayuntamiento.
▪ Percepción extremadamente negativa
de un espacio determinado
y de sus habitantes

Percepción extremadamente negativa
de un espacio determinado y de sus habitantes (1)
(Grupo 29 de Octubre)

RUG, MC, EP, OP

Zona de escasa extensión, denunciada en EP
por un único informante y comprobada en OP (2)
(C/ Ruiseñor)

EP, OP

Calles con población envejecida en viviendas
unifamiliares (3) (C/ Mirlo, Golondrina, Aguanieve,
Avutarda)

MC, EP, OP

Vulnerabilidad la mañana de los martes por
presencia de mercadillo (4) (C/ Salud y entorno)

RUG, MC, EP, OP

(*) Recorrido Urbano Grupal (RUG); Mapeo Colectivo (MC); Entrevista personal (EP); Observación Participante (OP).

Fig. 3/ Resultados destacados de la fase de investigación cualitativa en Pajarillos*.

Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.

Fig. 4/ Barrio de Pajarillos, Valladolid: espacios vulnerables y factores de vulnerabilidad subjetiva.

Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.

En el mapa mostrado en la Fig. 4 que permite localizar espacialmente los resultados de la investigación se observa un espacio que concentra las vulnerabilidades estimadas como más graves, reseñado como “1”, que ha sido señalado sin atisbo de dudas por todos los participantes en la investigación. Se encuentra habitado mayormente por personas de etnia gitana (Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda de Valladolid Viva, 2008), que accedieron entre 1991 y 2002 a estas viviendas tras el derribo de uno de los mayores guettos del país en su momento, que fue el poblado de la Esperanza. Las problemáticas del resto de espacios vulnerables pueden considerarse como leves.

4.2. Espacios vulnerables y principales problemáticas en el barrio de San Juanillo: proceso de investigación y resultados

Este barrio comenzó su andadura en 1955 como zona marginal separada de la capital por una vía férrea, poblado inicialmente por familias de pocos recursos que habitaron viviendas sociales en un terreno sin urbanizar, sin colegios, con calles de tierra, sin iluminación, ni aceras (Asociación de Vecinos San Juanillo, 2019). Las intervenciones públicas han transformado progresivamente este entorno desde 1974, impulsadas en gran medida por una dinámica AAVV creada en 1971 (ver Fig. 05). Se han desarrollado diversos proyectos de mejora, culminados por el reconocimiento como “Área de rehabilitación Integral” (ARI) entre 2006-2009, que propició la rehabilitación de 172 viviendas, que fue seguida por una segunda fase en 2009-2010. Ha pasado en cuatro décadas de ser un espacio con población obrera y reputación de marginalidad a convertirse en un barrio de gran diversidad socioeconómica y completos equipamientos. El recorrido urbano inicial efectuado en compañía de vecinos ya dejó claro de inicio que los habitantes tenían una buena opinión de su barrio. Incluso en los lugares que posteriormente se reconocerían como vulnerables, las opiniones eran positivas, alegando que había mejorado mucho. En ningún momento se percibieron reticencias por recorrer ninguna zona. Aunque se vertiera alguna crítica, iba seguida de frases como: “antes era peor”. Tras la visita inicial y el repaso a la evolución histórica se estimó que la única AAVV existente era un punto clave en el que iniciar el proceso y efectuar un mapeo colectivo.

Características

Aspectos destacables

Origen y primeros habitantes

1955, viviendas sociales rodeadas de tierras de cultivo. 628 familias de reducidos recursos.

Expansión urbana

1955-2008, acelerada en primeros años 1990.

Balance de población

Ganancia continuada de población, de forma muy lenta desde 2008.

Urbanización

Sin urbanizar hasta 1974. Se urbaniza por completo entre 1974-1980.

Espacios verdes /
dotaciones de ocio

Espacios libres, espacios de ocio, plazas, parques y jardines.

Equipamiento

Inexistentes hasta 1974. Actualmente equipamientos sanitarios y educativos adecuados.

Evolución económica

Sin industria. Gran cantidad de comercio, disperso.

Comunicaciones /
Barreras urbanísticas

Vía de ferrocarril que separa el  centro de la ciudad.

Intervenciones públicas

Área de Rehabilitación Integral (ARI) “San Juanillo”, 2006-2009.

Particularidades

Las calles de barro y la insalubridad llevaron a denominar "Corea" a este barrio, por similitud con imágenes de la guerra EEUU-Corea.

Fig. 5/ Aspectos destacables en la evolución histórica del barrio de San Juanillo, Palencia.

Fuente: Elaboración propia, basado en Asociación de Vecinos San Juanillo (2019).

El mapeo puso de manifiesto la existencia de unos pocos espacios con vulnerabilidad leve, destacándose principalmente los problemas arquitectónicos de las viviendas más antiguas. Se percibió recelo al hablar de determinado colectivo étnico y del tráfico de drogas. Un participante se mostró en desacuerdo con el resto e insistió en culpabilizar a los residentes de etnia gitana de los principales problemas, a la vez que sus compañeros dejaron clara su disconformidad al entender que estaban perfectamente integrados, aparte de algún problema puntual, especialmente causado por parte de individuos jóvenes.

Una vez establecida la zona más vulnerable, que coincidía con el núcleo original del barrio, alrededor del cual se edificaron el resto de las viviendas, se decidió efectuar un segundo mapeo en una vivienda situada en el interior del área en cuestión. Aparte de confirmarse lo descubierto con anterioridad, este detalle permitió comprobar de primera mano la existencia de acusadas deficiencias arquitectónicas, así como de viviendas vacías, pues el portal visitado, con seis viviendas, únicamente tenía dos ocupadas. Respecto del colectivo gitano, se coincidió en su culpabilización en este segundo mapeo, así como en las entrevistas personales, en las que también se hizo referencia a leves problemas con población gitana adolescente.

El reconocimiento del barrio se efectuó mediante diversas visitas en las que se realizaron paseos sin objetivo concreto, recorriendo cada calle sin excepción, y consumiendo en bares y establecimientos comerciales de alimentación. Finalmente, la observación participante terminó por corroborar las descripciones de los informantes. En todo momento se percibió un entorno limpio y poco conflictivo, que pudiera describirse como agradable. Al percibirse la existencia de un elevado porcentaje de población extranjera, y dado que esta condición es estimada en diversos trabajos como un factor de vulnerabilidad (entre otros, véase Hernández (DIR.), 2006), se consultó sobre el tema a los pobladores, que alegaron en todo momento que estaban perfectamente integrados y que no era un colectivo que se diferenciara del resto de pobladores en ningún aspecto. De entre el resto de asuntos singulares resultantes del proceso de investigación (ver Fig. 6) destaca el hecho de que el desempleo, la pobreza y las carencias materiales no son vistos como vulnerabilidades, así como el total consenso sobre los límites del barrio.

Aspectos singulares

Conclusiones espaciales (entre paréntesis, situación en el mapa de FIG. 07)

Herramienta*

▪ Sin estimación negativa de aspectos habituales en estudios estadísticos: desempleo, pobreza y carencias materiales.
▪ Controversia sobre culpabilización de determinado colectivo étnico.
▪ Consenso sobre límites.
▪ Todos los participantes muestran percepción positiva del barrio.

Sin dudas en señalar todos los participantes el núcleo original del barrio como zona más vulnerable (1) (Pl. San Juanillo y entorno)

RUG, MC, EP, OP

Edificio aislado con algunos pobladores desalojados de chabolas (2) (C/ Fresno)

EP, OP

(*) Recorrido Urbano Grupal (RUG); Mapeo Colectivo (MC); Entrevista personal (EP); Observación Participante (OP).

Fig. 6/ Resultados destacados de la fase de investigación cualitativa en San Juanillo.

Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.

El mapa de la Fig. 7 muestra espacialmente los resultados, y permite visualizar cómo la zona donde sus habitantes sufren mayores situaciones de vulnerabilidad, en todo caso con vulnerabilidades estimadas como de carácter leve, ocupa gran parte del barrio. Un edificio que sustituyó a un pequeño poblado chabolista hace poco más de una década, acogiendo algunos moradores procedentes las chabolas demolidas, ha sido marcado por denuncias de leves problemas de convivencia entre vecinos, al respecto de ruidos y deudas con la comunidad.

Fig. 7/ Barrio San Juanillo, Palencia: espacios vulnerables y factores de vulnerabilidad subjetiva.

Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.

Características

Aspectos destacables

Origen y primeros habitantes

Desde el neolítico, auge desde el final de la edad media.

Expansión urbana

Permanente, acelerada en s. XIV-XV y 1970-2008.

Balance de población

Elevada pérdida s. XVI-1900. Paulatino aumento hasta 1985 y estancamiento hasta la actualidad. Leve retroceso desde 2010.

Urbanización

Proceso continuado desde la edad media, acorde a la expansión urbana y movimientos poblacionales.

Espacios verdes /
dotaciones de ocio

Espacios libres, espacios de ocio, plazas, parques y jardines.

Equipamiento

Con equipamientos sanitarios y educativos adecuados, que han evolucionado acorde a las necesidades.

Evolución económica

Importante centro comercial e industrial desde la Edad media. Destaca en la fabricación de muebles a pesar de retroceso desde la crisis de 2008.

Comunicaciones /
Barreras urbanísticas

Situación privilegiada en tradicional cruce de caminos y buenas infraestructuras de comunicaciones.

Intervenciones públicas

Un ARI (2009-2011) y tres Áreas de Regeneración Urbana (ARU), para rehabilitar espacios públicos y edificios del centro histórico (continuado 2007-2020).

Particularidades

Elevado componente histórico. Cabeza comarcal "Tierras de Medina" con 30 municipios. Por tradición centenaria, el comercio abre los domingos y descansa en jueves.

Fig. 8/ Aspectos destacables en la evolución histórica del barrio de Medina del Campo.

Fuente: Elaboración propia, basado en COTESA (2010).

4.3. Espacios vulnerables y principales problemáticas en Medina del Campo: proceso de investigación y resultados

Medina del Campo es un núcleo urbano con siglos de historia, situado al suroeste de la provincia de Valladolid, a 54 kilómetros de la capital. Importante enclave comercial durante la edad media, especialmente a lo largo del s. XV gracias a su feria anual, el comercio aportó riqueza económica y contribuyó a generar gran riqueza artística y monumental, que motivaran que su casco antiguo fuera declarado conjunto histórico artístico en 1978 (ver Fig. 8). Tras sucesivos altibajos económicos y poblacionales, actualmente nos encontramos con una ciudad que pierde población, con un desempleo más elevado que la media provincial y nacional, con una tasa de paro del 18% en mayo de 2019 (Instituto Nacional de Estadística INE, 2019), consecuencia del retroceso de la industria del mueble y de la agricultura. El centro histórico entró en declive progresivamente debido a su antigüedad y a una tendencia a habitar viviendas de nueva construcción. Hubo de someterse a procesos de rehabilitación que han regenerado la zona centro por completo, a través de su declaración como ARI y ARU desde 2007. Durante el inicial paseo diagnóstico acompañado por medinenses, se interpretó que todos los participantes tenían una excelente opinión de la ciudad. Esta cuestión fue referida reiteradamente por los participantes a lo largo de la investigación. Durante el recorrido, apuntaron espacios vulnerables, pero alegando que los problemas de sus pobladores eran leves. La única zona por la que se mostró reticencia a pasar fue la reseñada en el mapa como “3”, conocida como “Vietnam” (ver Fig. 10), aunque finalmente fue recorrida sin problemas. Con excepción del área situado en el entorno del Castillo de la Mota, marcado como “4” en el mapa, se indicaron en esta fase de aproximación todos los espacios con problemas reseñados en el mapa final.

Aspectos singulares

Conclusiones espaciales (entre paréntesis, situación en el mapa de FIG. 10)

Herramienta*

Todos los participantes muestran percepción positiva de la ciudad. (2)

Se indican como principales problemas cuestiones económicas y laborales (1) (entre C/ Alegría y Adajuela)

RUG, MC, EP, OP

Estimación negativa de aspectos habituales en estudios estadísticos: desempleo, pobreza y carencias materiales.
No se culpabiliza a ningún colectivo étnico concreto.

Edificios concretos con viviendas abandonadas, ocupadas o alquiladas a bajo precio, con denuncias por tráfico y consumo de drogas. Conocidos por todos los vecinos (2)

RUG, MC, EP, OP

Espacio asociado al tráfico de drogas, donde se insiste en que no hay problemas económicos (3)

RUG, MC, EP

Viviendas en mal estado (4 y 5)

RUG, MC, EP, OP

(*) Recorrido Urbano Grupal (RUG); Mapeo Colectivo (MC); Entrevista personal (EP); Observación Participante (OP)

Fig. 9/ Resultados destacados de la fase de investigación cualitativa en Medina del Campo.

Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.

Fig. 10/ Medina del Campo: espacios vulnerables y factores de vulnerabilidad subjetiva.

Fuente: Elaboración propia a partir de trabajo de campo.

Debido a su tamaño y su condición de ciudad, en Medina del Campo operan varias AAVV, que atienden a zonas determinadas, no al conjunto de la ciudad, por lo que se consideró buscar una asociación en la que realizar un mapeo colectivo que atendiera a todo el casco urbano. Se optó por la asociación “Caritas”, conocedora de la situación global, cuyos miembros exhibieron un exhaustivo conocimiento de los problemas de la población, evidenciando capacidad para situar sobre el mapa a todas las familias vulnerables, una por una, en caso de que fuera necesario. Se solicitó un menor grado de precisión para asegurar la confidencialidad y poder señalar espacios con población vulnerable, no a la población vulnerable en sí misma. De este modo, se han eliminado del mapa todos los casos de viviendas unifamiliares. De forma similar, el párroco entrevistado tenía conocimiento de cada familia con problemas, y además coincidió casi al 100% con las apreciaciones efectuadas desde Caritas, a pesar de no trabajar ambos de forma conjunta.

Ambos coincidieron en destacar la existencia de problemas económicos por parte de los habitantes de una zona concreta, conocida como “el Bronx”, que adolecía de tener un elevado porcentaje de desempleados y de trabajadores con empleos precarios, muchos asociados al cultivo de la vid, en Medina y municipios cercanos (ver Fig. 9).

Otro aspecto destacado fue la persistencia de problemas arquitectónicos en zonas externas al centro histórico. A pesar del proceso de rehabilitación que restituyó el centro, que ha sido reconocido como un factor de gran beneficio para la ciudad, se señaló en repetidas ocasiones como esta cuestión causaba preocupación a quienes trabajan por mejorar el bienestar de los más necesitados.

Ante la precisión manifestada por los informantes del primer mapeo, durante el segundo y las entrevistas se añadieron escasas cuestiones novedosas, pero permitieron confirmar todo lo dicho con anterioridad. Como excepción, una persona entrevistada indicó la existencia de una zona con asentamientos chabolistas que no era conocida por el resto de participantes, situada al sur de la ciudad, en una fábrica abandonada junto a las vías del tren AVE.

La observación participante permitió corroborar la existencia del asentamiento chabolista apuntado por un único entrevistado. No obstante, no se ha incorporado al mapa (ver Fig. 10) por encontrarse fuera de la ciudad, a pesar de pertenecer al municipio de Medina del Campo. Asimismo, se confirmaron el resto de los aportes, siendo llamativa especialmente la visita a una zona residencial situada a los pies del Castillo de la Mota, donde se observó la existencia de viviendas en estado de ruina, algunas parcialmente bajo tierra en formato de semi-cueva y con fachadas de apenas dos metros de anchura, mezcladas con otras recién reformadas.

Llama la atención las denominaciones utilizadas por los habitantes para referirse a determinadas zonas. Son los casos de las conocidas como “el Bronx” y “Vietnam”. La primera, señalada en el mapa con el número “1” (ver Fig. 10), asociada a una parte de Nueva York que el cine ha mostrado como de mala reputación, no es considerada peligrosa. En cambio, “Vietnam” (3) es estimado por algún habitante como un lugar peligroso, al que es preferible no acercarse.

5. Discusión de resultados y conclusiones

Por diversas causas existe vulnerabilidad urbana que puede pasar desapercibida por otros métodos de identificación diferente del propuesto, los cuales, a pesar de sus innegables virtudes, tienen limitaciones al no poder alcanzar el nivel de detalle de una investigación que recurra al trabajo de campo. El método descrito ha permitido identificar espacios que serían indetectables a través de estudios estadísticos. La escala de análisis es el principal motivo que puede causar este inconveniente. Los estudios objetivos atienden a las secciones censales como unidades mínimas de desagregación, y en espacios vulnerables con pocos habitantes los datos quedan diluidos con el resto de la sección censal a la que pertenecen. Mediante la metodología ensayada se han identificado edificios y calles que jamás podrían ser identificados estadísticamente. Incluso se hubiera podido reducir aún más la escala hasta el nivel individual, pero con una consecuente supresión de la privacidad, y para un fin estéril, pues lo que se pretende es detectar espacios con población vulnerable, no personas vulnerables. Tampoco se pueden detectar en estudios basados en datos oficiales los establecimientos de viviendas ilegales o chabolas. En esta ocasión, únicamente se ha advertido chabolismo en las afueras de Medina del Campo que, como se ha mencionado, no se ha incluido en los mapas resultantes por encontrarse fuera del cascourbano, pero sirve como muestra para corroborar la validez de este método.

No solo se han identificado espacios vulnerables no detectables por otros métodos, sino que también se han identificado los problemas reales, los que realmente afectan a la población más allá de percepciones foráneas. Derivado de la imposibilidad de conocer la realidad en análisis estadísticos, no reflejan espacios que adolecen de problemas que no han sido considerados por cada respectivo estudio estadístico, que hace una selección de indicadores a estudiar y ve más allá de ellos. A este respecto, nunca se habría descubierto estadísticamente la vulnerabilidad de los residentes en el entorno del mercadillo efectuado en Pajarillos los martes por la mañana, que denuncian dificultades de movilidad y aparcamiento, y problemas de ruidos, suciedad y basura mientras dura el evento y en las horas anteriores y posteriores al mismo. Nunca se podría detectar este problema ni este espacio por otros métodos que no sean estudios subjetivos.

Por otra parte, se han realizado una serie de descubrimientos durante la investigación cuya exposición puede ser de ayuda en la búsqueda de vulnerabilidad urbana en posteriores trabajos o servir de referencia para establecer debates sobre el tema.

  1. Son denunciados aspectos que aportan vulnerabilidad, pero que no se concentran en un lugar concreto y afectan a todo el entorno y a todos los habitantes. Es el caso del incesante cierre de comercios, que van siendo sustituidos por grandes superficies comerciales alejadas del centro, o de la existencia de barreras arquitectónicas o físicas, como carreteras, vías de ferrocarril o ríos, que separan partes de la ciudad. Llama la atención que Pajarillos y San Juanillo se encuentran separados del centro por sendas vías de ferrocarril.
  2. En la realización de mapeos colectivos en espacios de encuentro, concretamente en locales de AAVV, se tendía a exhibir opiniones concurrentes –con una única excepción en que una persona discrepaba de la mayoría–. Por el contrario, cuando se desplegó el mapa en viviendas particulares se observó mayor independencia y atrevimiento, así como discusiones y opiniones contrarias.
  3. Escasos participantes en la investigación estimaron negativamente aspectos económicos imprescindibles en estudios estadísticos, como desempleo, pobreza y carencias materiales, que en muchos casos suponen la única razón para estimar o desestimar vulnerabilidad social. Consultados por su opinión, los vecinos indicaron que no resaltan las carencias económicas al opinar que existen muchas ayudas y que algunos pobladores se dedican a actividades informales, cuando no ilegales.
  4. Los problemas de convivencia de los tres espacios estudiados se concretan en el colectivo gitano. En contra de lo que se pudiera pensar, no se denuncian problemas de convivencia con población extranjera, que parece haberse integrado correctamente con el resto de los habitantes. Tampoco se estima que puedan ser más vulnerables que el resto de la población, ni que tengan mayor desempleo o carencias materiales.
  5. El conocimiento de los problemas sociales y de su localización espacial es muy preciso por parte de las personas relacionadas con la asistencia y el servicio social, y la información que han prestado para esta investigación ha sido sumamente detallada. Todo ello sin menoscabo de la importancia que tienen otras fuentes de información de carácter oficial y estadístico. Por ello, sugerimos que no solamente se utilice este recurso para recabar información en procesos de localización de vulnerabilidad, sino que deberían formar parte de las actuaciones y protocolos que lleven a cabo los organismos públicos en materia de urbanismo y ordenación del territorio en áreas vulnerables. Parece pertinente reclamar una mayor interacción de manera sistematizada entre quienes tienen las competencias de intervención y planificación territorial, y los organismos, tanto públicos como privados, que combaten la pobreza y la exclusión.
  6. Cuando la investigación se efectúa en un entorno específico, los resultados son similares. Alejándose unos pocos cientos de metros se pueden obtener percepciones completamente diferentes.
  7. Los propios habitantes de los espacios vulnerables, cuando se ha entrevistado a alguno o ha participado en mapeados o paseos diagnósticos, no son conscientes de su vulnerabilidad y son incapaces de reconocerla. A modo de reflexión, se puede pensar que no son conscientes, o que la niegan siendo conscientes para no sentirse “diferentes”.
  8. Además de estudiar a los residentes, inicialmente se planteó la posibilidad de entrevistar a población foránea, pero finalmente fue desechada la idea al no obtenerse el resultado esperado tras efectuar entrevistas informales a habitantes de entornos cercanos. Desde fuera de los entornos estudiados se mostraba una visión global, sin capacidad para distinguir áreas, ni problemas. Al respecto de los barrios de Pajarillos y San Juanillo, se mostraban impresiones negativas de ambos al completo, sin distinguir zonas en ellos. Contrariamente, en el entorno de Medina del Campo se tenía una visión positiva de todo el conjunto y no se creía que poseyera espacios con habitantes en situación o riesgo de desventaja con respecto a otras zonas de la misma ciudad.

Respecto de las herramientas utilizadas, se ha descubierto que es recomendable desarrollar los mapeos colectivos en diversos lugares, alejados entre sí espacialmente y con población de diferente procedencia, opinión y clase social, para así obtener opiniones variadas. Además, se ha percibido que cuanto mayor es la cercanía a los participantes, con grupos pequeños de familiares o personas con vínculos de amistad, se obtiene una mayor diversidad de resultados, mientras que en grupos algo más numerosos, formados por personas sin relación familiar o de amistad se tiende a la homogeneidad de criterios.

Cabría destacar la importancia de la observación, tanto pasiva como participante, que ha permitido verificar la información recabada. Siempre que se ha tenido la oportunidad, se ha hablado con residentes de forma abierta y casual, en muchas ocasiones sin mostrar la identidad e intenciones del investigador, que se “dejaba llevar”, obteniendo de algunas charlas completos relatos de vida, de forma que la temática de la investigación podía no ser mencionada o quedar en segundo plano. No obstante, se estima que toda reseña aporta conocimiento espacial, pues solamente conociendo a los pobladores, se pueden conocer los territorios que habitan.

La complementariedad entre las distintas técnicas utilizadas, tanto para recabar información, como para unificar, integrar y presentar resultados, ha quedado patente a la vista del producto final obtenido en cada zona estudiada. La conjunción de paseo diagnóstico, mapeo colectivo, entrevistas y observación participante ha demostrado ser efectiva al sumar información, y en ningún caso restar. El paseo diagnóstico es imprescindible como toma de contacto, pero también porque hay cuestiones que únicamente son reconocidas o percibidas de forma directa, a través de los sentidos. El mapeo colectivo es otra forma de hacer aflorar reflexiones mediante el contacto con el territorio, aunque de forma indirecta. De igual forma, las entrevistas, realizadas siempre con la ayuda de un mapa, permiten recopilar más información. La observación participante permite comprobar la veracidad de las aportaciones, pero también comprender, interpretar y relacionar los descubrimientos para, finalmente, mostrar en forma de mapas diversas zonas vulnerables y vulnerabilidades que no se habrían podido descubrir de forma estadística o ciñéndose a la utilización de una sola técnica.

Todo el proceso descrito ha puesto de manifiesto que el conocimiento que aporta el trabajo de campo es más detallado que el obtenido a través de otras metodologías. No podemos negar que los métodos estadísticos para localizar vulnerabilidad urbana aportan información útil, rápida, accesible, cuantificable y categorizable, pero, al mismo tiempo, la finalidad de la estadística es aproximarse a la realidad y simplificarla. Los métodos aportados en este trabajo, y esa es nuestra principal contribución, permiten obtener una información mucho más precisa y detallada, capaz de mostrar situaciones reales que vive la población. Cuando se trata del bienestar de los ciudadanos, las investigaciones deben mostrar un reflejo de la realidad lo más certero posible, acudiendo a todos los métodos que aporten conocimiento social y territorial.

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Anexo I: Detalles del trabajo de campo

RECORRIDO URBANO GRUPAL

Nombre

Participantes (entre paréntesis, número de participantes)

Fecha y duración

Barrio Pajarillos

Se indican como principales problemas cuestiones económicas y laborales (1) (entre C/ Alegría y Adajuela)

RUG, MC, EP, OP

Barrio San Juanillo

Edificios concretos con viviendas abandonadas, ocupadas o alquiladas a bajo precio, con denuncias por tráfico y consumo de drogas. Conocidos por todos los vecinos (2)

RUG, MC, EP, OP

Medina del Campo

Espacio asociado al tráfico de drogas, donde se insiste en que no hay problemas económicos (3)

RUG, MC, EP

MAPEO COLECTIVO

Nombre

Participantes (entre paréntesis, número de participantes)

Fecha y duración

Barrio Pajarillos

Coordinadora contra narcotráfico, corrupción y especulación

Presidenta (1),
miembros (5)

Local de la asociación, 31/01/19, 1h30’

Asociación vecinal “La Unión”

Presidenta (1)
miembros (2)

Local de la asociación,
19/01/19, 1h

Vivienda particular

Vecinos (3)

C/ Zorzal, 04/03/19, 1h

Barrio San Juanillo

Asociación de vecinos San Juanillo

Presidente (1),
miembros (6)

Local de la asociación,
14/03/19, 1h

Vivienda particular

Vecinos (3)

C/ Olmos, 04/04/19, 30’

Medina del Campo

Organización humanitaria (Caritas)

Presidenta (1),
miembros (2)

Local de la asociación,
25/04/19, 45’

Vivienda particular

Vecinos (2)

C/ Barrionuevo,
24/05/29, 1h 20’

ENTREVISTAS PERSONALES

Nombre

Participantes

Fecha y duración

Barrio Pajarillos

Presidenta de Asociación de Vecinos

30/01/19, 30’

Comerciante (reparación de aparatos electrónicos)

10/02/19, 25’

Comerciante (Bar)

12/02/19, 15’

Comerciante (Bar)

07/05/19, 45’

Barrio San Juanillo

Vecino

14/03/19, 1h30’

Presidente de comunidad de vecinos

25/05/19, 40’

Comerciante (Bar)

24/03/19, 20’

Técnico de Centro de Acción Social (CEAS)

14/03/19, 30’

Medina del Campo

Párroco

26/04/19, 50’

Comerciante (tienda de alimentación)

05/05/19, 20’

Comerciante (bar)

10/05/19, 40’

Vecino

22/05/19, 1h

Notas

1El Ministerio de Fomento español muestra a través de un visor virtual todos los espacios catalogados como vulnerables en 1991, 2001 y 2011: https://apps.fomento.gob.es/BarriosVulnerables/