Estudios / Articles_E01

CIUDAD Y TERRITORIO ESTUDIOS TERRITORIALES

ISSN(P): 1133-4762; ISSN(E): 2659-3254

Vol. LVII, Nº 226, INVIERNO 2025

Págs. 542-565

https://doi.org/10.37230/CyTET.2025.226.1

CC BY-NC-ND

Recibido: 03/07/2025

Revisado: 23/09/2025

¿Reto demográfico o reto rural? Despoblación y tendencias socioterritoriales del mundo rural en España


Fernando Molinero-Hernando (1)

Milagros Alario-Trigueros (2)

(1) Profesor Emérito. Universidad de Valladolid

molinero@fyl.uva.es; https://orcid.org/0000-0003-4055-0341

(2) Profesora Titular de Universidad, Dpto. de Geografía, Universidad de Valladolid

milagros.alario@uva.es; https://orcid.org/0000-0002-7656-9653


Resumen

La España rural está de moda, como área más natural, ecológica y sana que la España urbana. Sin embargo, se ha generado una clara dualidad, caracterizada por un rural exterior dinámico, con algunos enclaves interiores, frente a un rural interior, cada vez menos poblado, con una clara desestructuración demográfica, económica y social, que persiste a pesar de las políticas aplicadas y de las mejoras acaecidas. Además de conceptuar, clasificar y cartografiar los tipos de espacio rural de España, se estudian sus dinámicas, tendencias, caracteres y las causas de la situación actual; se periodizan los fenómenos y se plantean las perspectivas. Se constata la nueva fase postpandémica, más dinámica, con nuevos inmigrantes, incapaces de contrarrestar los desequilibrios estructurales. Se mantiene un rechazo rural profundo, por la dificultad de inserción laboral y de acceso a los servicios. Por ello, el Reto Demográfico debe convertirse en Reto Rural.

Palabras clave

España rural; Dualidad rural; Nueva ola inmigratoria; Persistencia del rechazo rural.

 

Demographic challenge or rural challenge? Depopulation and socio-territorial trends of the rural world in Spain

Abstract

Rural Spain is in fashion, due to its appeal as a more natural, ecological, and healthy area compared to urban Spain, which is more artificial, polluted, and stressful. However, a clear duality has emerged, characterized by a dynamic rural exterior, which includes some interior enclaves, as opposed to an increasingly depopulated rural interior, with a clear demographic, economic, and social disorganization, which persists despite the policies applied and the improvements that have occurred. In addition to conceptualizing, classifying, and mapping the types of rural space of Spain, its dynamics, trends, characteristics, and the causes of the current situation are studied; phenomena are periodized and perspectives are proposed. The new post-pandemic phase is noted, more dynamic, with new immigrants, unable to counteract the structural imbalances. There remains a deep rural push due to the difficulty of labor insertion and access to services. Therefore, the demographic challenge must become a rural challenge.

Keywords

Rural Spain; Rural duality; New wave of immigration; Persistence of rural push.

1 INTRODUCCIÓN: LA DUALIDAD RURAL DE ESPAÑA

Desde que Sergio del Molino publicó en 2016 su visión de la España rural (la España vacía) ha pasado casi un decenio. La obra generó un auténtico revuelo social y político. Al margen de las valoraciones y perspectivas planteadas, los autores de este artículo consideran que el tema tiene muchas caras, de las que una fundamental es la geográfica, por cuanto la sociedad rural española de los últimos tres cuartos de siglo ha cambiado completamente su composición, su dinámica y la organización del territorio que ocupa y explota. Por ello, no se puede pasar por alto que el poblamiento rural del siglo XXI es el resultado tanto de fuerzas internas como externas, las cuales han convertido a la agricultura en una actividad secundaria del ámbito rural, por más que sus paisajes dominantes son, y serán necesariamente, los elementos espaciales estructurantes. Sin embargo, hay numerosísimos pueblos en los que la actividad agraria es secundaria, en los que los alcaldes ya no son agricultores; en los que nuevas fuerzas han construido nuevos relatos y en los que la economía y la sociedad rurales han virado hacia otros derroteros. Los artesanos y menestrales tradicionales han ido desapareciendo, mientras los servicios turísticos, de alojamiento y restauración, de atención a la población, han desplazado a los agricultores y ganaderos. Nuevos usos no exentos de conflicto, como los energéticos, que van ocupando determinados enclaves rurales, nuevos pobladores temporales o permanentes, que introducen cierta diversidad social. Pero todo ello, con un marchamo diferencial en cada una de las dos Españas, que cada vez se parecen menos y se alejan más: mientras el rural costero de la España periférica, además de los entornos urbanos y ejes dinámicos, ganan entidad demográfica y económica y se diversifican, el rural de la España interior se achica, se sigue despoblando y se especializa y configura como territorio de uso temporal, y ello a pesar del reciente repunte sobrevenido con la nueva ola inmigratoria.

1.1 Los grandes hitos de una dinámica demográfica ambivalente

No es necesario insistir en los hechos sobradamente conocidos como el éxodo rural desde mediados del siglo pasado o la modernización de la agricultura tradicional en cuanto factores transformantes y causantes de la gran despoblación rural. A los autores que trataron el tema en su momento1, se suman en fechas recientes los planteamientos hechos desde el ámbito político —con el Reto demográfico como gran faro-guía del último septenio, que sigue las Directivas Europeas sobre desarrollo rural y ayudas a las regiones escasamente pobladas— y desde el ámbito investigador, así como desde el económico, el social o el territorial.

FIG. 1. Evolución de la población rural, urbana y total de España, 1900-2024

Fuente: INE, Censos de población 1900 a 1990, Estadísticas del Padrón continuo 2000 a 2020, Censo anual de población 2021 a 2024. Elaboración propia

En términos absolutos la población rural española se mantiene en torno a los 13 a 14 millones de habitantes, desde los 12,7 millones de 1900 a los 15,6 en 1950, cuando alcanzó su máximo y, tras el éxodo rural, perdió 3 millones (12,6 M en 2000), con una subida hasta 14,2 en 2011, tras la fuerte inmigración del primer decenio del siglo actual, que acabó en una caída fuerte durante la Gran Recesión, de la que ahora intenta recuperarse. A escala nacional solo se aprecian leves oscilaciones, pero el gran problema estuvo en el enorme éxodo rural de la España interior entre 1959 y 1973, que generó la dualidad rural de la España interior/exterior y que es el fenómeno más llamativo hoy.

Por ello, el gráfico evolutivo (Fig. 1) no resulta expresivo; es necesario cartografiar su contenido para diferenciar las regiones progresivas de las regresivas. Nada más elocuente al respecto que el mapa de los saldos demográficos, pero, como los del siglo pasado ya han sido muy estudiados, el análisis se centra en el siglo actual. La Fig. 2 muestra la evolución reciente, cuyos saldos positivos en unos casos y negativos en otros han tenido consecuencias muy dispares sobre la estructura de la población, la dinámica natural, el envejecimiento general y la atonía social y económica.

De entrada, se aprecia que la mayor parte de los municipios españoles tienen saldos demográficos negativos en lo que va de siglo: 4962 municipios (de un total de 8132) pierden 910 000 habitantes en el siglo XXI, lo que supone un 17,22% de los que tenían en 2001. Son los que aparecen en tonos azules en la Fig. 2. Y, aunque este grupo integra a algunos municipios costeros de Galicia y Asturias, la inmensa mayoría corresponde al interior de España. Por el contrario, los municipios que aparecen con tonos rojos corresponden a los que han ganado población en este siglo. Se sitúan principalmente en una amplia franja costera mediterránea y atlántica desde Gerona hasta Huelva, en el País Vasco y Navarra, en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, en el área metropolitana de Madrid y, secundariamente, en las áreas de influencia de algunas ciudades interiores, además de en las islas Baleares y Canarias, a las que se suman los ejes de las autovías de Valencia, Alicante y Murcia hacia Madrid, secundadas por franjas en torno al Guadiana tanto en Ciudad Real como en las Vegas Bajas. Conforman un grupo de 2463 municipios rurales que ganan 2,3 millones de habitantes, equivalentes a un 31,22% de su población de 2001. Este es el punto de partida; esta es la España rural dual, con una situación demográfica, económica, social y territorial muy distinta y, sobre todo, con una tendencia declinante la interior, frente a una tendencia alcista la exterior. Solo hay que matizar que en aquella aparecen algunos focos dinámicos en las áreas de influencia de los núcleos urbanos o en pequeñas ciudades rurales y centros comarcales de servicios.

FIG. 2. Saldos de población de los municipios de España entre 2001 y 2024, en porcentaje de la población de 2001

Fuente: INE, Estadísticas del Padrón continuo 2001, Censo anual de Población 2024

Las características fundamentales de la España rural declinante vienen dadas por una baja densidad, inferior a 30 hab/km2, sobre un territorio extenso, con una población sobreenvejecida y unos saldos vegetativos negativos. Frente a ella, la España creciente que, a pesar de su envejecimiento y sus saldos vegetativos también negativos, logra crecer por mor del asentamiento de inmigrantes, merced a la demanda del turismo y de la agricultura intensiva, además de la que ejercen algunas industrias y otros servicios profesionales o personales.

1.2 Delimitación y caracterización de una España rural dual

El resultado de esta dinámica demográfica se expone en la Fig. 3, en la que hemos clasificado y agrupado, a escala municipal, los 8132 municipios de España en las cuatro categorías y ocho tipos de poblamiento propuestos. De entrada, se han excluido los 778 urbanos que vertebran el poblamiento del país y dan asiento a más de 34,5 millones de habitantes (un 71,1%); por lo que el ámbito rural corresponde a los 7354 municipios restantes, que albergan 14,06 millones de personas (un 28,9% del total). Para ello, como se explica en el apartado metodológico, se ha utilizado, por una parte, el método aplicado en el Atlas de las Áreas Urbanas de España (atlasau.mitma.gob.es 2023) y, por otra, la clasificación de la Ley 45/2007 de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, adaptada.

Los municipios rurales ocupan la mayor parte del territorio español —89,2%—, pero solo una quinta parte del mismo corresponde a los del rural progresivo, que, sin embargo, acoge a tres de cada cuatro habitantes rurales de España. El desequilibrio y la dualidad es absoluto, como se pone de manifiesto en la Fig. 3. La clasificación realizada ha partido de un criterio fundamental: el de la densidad rural, que en el caso español y antes del gran éxodo de los sesenta estaba en torno a los 30 hab/km2; así, la España rural de 1900 alcanzaba una media de 25 y la de 1950 llegaba a 30,8, pero es que la de 2024 es casi igual: 31,1. Sin embargo, hay contrastes abismales entre la España interior y la exterior, siempre que se excluya de aquella el anillo rural de Madrid. En todo caso, y para evitar ambigüedades, es imprescindible aclarar y fijar los conceptos.

Categorías de poblamiento

Código de poblamiento 2024

Tipos de poblamiento en 2024

Rangos de densidad en 2024 (hab/km2)

TVA media 2019 a 2024 (%)

Población en 2019 (hab)

Población en 2024 (hab)

Nº de municipios en 2024

Superficie en 2024 (km2)

Urbano

11

Nuclear

≥ 100

0,64

28 242 304

29 160 645

237

38 804

13

Periurbano / área urbana

< o > 100

1,01

5 137 680

5 401 169

541

15 824

Rural regresivo

21

Rural muy regresivo

< 8

-0,51

769 800

750 335

3142

193 120

23

Rural regresivo

8 a <12,5

-0,15

548 960

544 832

800

53 759

25

Rural estancado

12,5 a <30*

-0,83

1 056 193

1 013 046

704

53 464

Rural resiliente

27

Rural resiliente

12,5 a <30**

0,99

800 522

841 097

681

41 480

Rural progresivo

29

Rural progresivo

30 a <50

0,26

1 621 089

1 642 245

591

42 244

31

Rural dinámico

≥ 50

0,92

8 849 660

9 266 326

1436

67 834

Total España

0,67

47 026 208

48 619 695

8132

506 528

* Con Tasa de Variación Anual (TVA) inferior a cero ** Con TVA igual o superior a cero

FIG. 3. Categorías y tipos del poblamiento de España en 2024

Fuente: Gran base de datos cartográficos de los municipios de España 1900 a 2024, elaborada por Fernando Molinero a partir de diversas Fuentes originales: INE, Estadísticas del Padrón continuo 2001 a 2020; Censo anual de Población 2021 a 2024. Fundación BBVA e IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) (2015): Series homogéneas de población 1900-2011. Datos territoriales: Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana: Áreas urbanas de España 2022 (AtlasAU)

2 MUNDO RURAL Y MUNDO URBANO, CAMPO Y CIUDAD: CONCEPTO, MÉTODOS, FUENTES Y SITUACIÓN ACTUAL

La ambigüedad de lo rural, definido generalmente por oposición a lo urbano, permite hacer análisis y obtener resultados dispares y muy alejados de las funciones y valores del poblamiento actual. Esa indefinición persiste a escala mundial, continental, nacional y regional. Lamentablemente no hay coincidencia a la hora de establecer un criterio válido y general. Tampoco ayudan mucho las Directivas europeas, que parten también de un criterio de densidad pero un tanto cualitativo, al referirse a “territorios o áreas esencialmente urbanas, esencialmente rurales o intermedias”. Generalmente se establece como unidad adecuada para la diferenciación entre urbano y rural el municipio, pero, incluso a esta escala, se producen conceptuaciones y clasificaciones muy variadas, como ponen de manifiesto los autores de Una mirada geográfica a la España rural (Molinero y Alario, 2022, pp. 66-71).

2.1 Concepto, método y fuentes

Si adoptásemos la clasificación más sencilla, la del INE, basada en el tamaño del municipio, solo serían municipios rurales los que no llegan a 2000 habitantes, mientras que los que están entre 2000 y 10 000 serían intermedios y los que superasen ese umbral serían urbanos, pero es evidente que esta clasificación no sirve para analizar la complejidad del poblamiento actual, en el que, sobre todo, aparece una pléyade de municipios pequeños y medianos en las áreas de influencia de las ciudades; municipios habitados por gentes que trabajan en la ciudad, dependen de la ciudad para sus compras y servicios y viven en los “pueblos” en coronas periurbanas cada vez más extensas y alejadas de los centros urbanos. Por ello, es importante discriminar a estos conjuntos residenciales y clasificarlos como “periurbanos”, ya que obedecen a una lógica urbana. Bien es cierto que no se ha atribuido el carácter de “periurbano” a las aureolas de municipios más alejados, que forman parte del rural dinámico, porque, al margen de sus relaciones con la ciudad, pesan más los elementos y funciones rurales que las urbanas. Por ello, la delimitación de las franjas periurbanas es una necesidad imperiosa que el Ministerio de Transportes (u otros según las competencias atribuidas por coyunturas político-administrativas) ha tratado de concretar en su Atlas de las Áreas Urbanas de España.

Junto al INE, el Ministerio de Transportes/Medio Ambiente o de Vivienda y Agenda Urbana actual, no se puede olvidar la magnífica Ley 45/2007 de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, que contribuyó decisivamente a fijar los conceptos de rural y urbano, a pesar de su inoperatividad derivada de circunstancias y cambios políticos. Esta ley califica como urbanos aquellos espacios con densidades superiores a 100 hab/km2 o a los que superan un tamaño de 30 000 hab, si bien completa esos criterios de densidad y tamaño con otros funcionales; de este modo, quedarían excluidos del espacio rural todos aquellos núcleos integrantes de las coronas periurbanas que, con apariencia rural pero dinámica urbana, no llegan al umbral de tamaño urbano, pero están por encima del umbral de densidad; o, en su caso, alcanzan tasas de empleo superiores a la media nacional en servicios, lo que representaría un signo de “urbanidad” en contra de lo que sucede en el ámbito rural, donde, aunque se comparte este mismo proceso, presenta un valor medio por debajo.

Teniendo en cuenta, pues, los criterios de tamaño, densidad, situación y distancia a las áreas urbanas, además del grado de especialización en servicios, se ha atribuido a cada municipio de España un código de poblamiento numérico, que, aplicado a la situación de cada uno en el año 2022, ha dado por resultado los tipos y categorías establecidos en la Fig. 3. Así, tendríamos 237 municipios urbanos nucleares (código 11) y otros 541 periurbanos (código 13), en los que se incluyen todos los que superan el umbral de tamaño, o, estando por debajo, superan el umbral de densidad, siempre que se encuentren en las áreas urbanas definidas por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana (2023). En el ámbito rural se distinguen tres categorías: regresivo (códigos 21, 23 y 25), resiliente (código 27) y progresivo (códigos 29 y 31). El número de código aumenta a la par que la densidad del municipio y solo en los casos del rural regresivo débil y el rural resiliente (códigos 25 y 27) hemos discriminado a partir de la Tasa de Variación Anual de la Población, que en el regresivo es negativa y en el resiliente es cero o positiva. El resultado puede apreciarse en la Fig. 3, en la que se clasifican y se expresan las propiedades de cada categoría y tipo de poblamiento, resumidos en los 778 municipios urbanos y los 7354 rurales, de los que más de 4600 corresponde al rural regresivo, a menudo llamado “remoto”. Este es el panorama del poblamiento español, analizado y definido por los caracteres deducidos de las fuentes al uso.

Las fuentes utilizadas son obvias: se trata de las grandes bases de datos recogidas en el repositorio del INE, desde 1900 hasta la actualidad, a escala municipal y, según circunstancias, a escala de entidad de población. Esto plantea problemas difíciles a la hora de cartografiar los resultados, pues tanto el número de municipios como sus límites han ido cambiando con el tiempo. Para superar esas disfunciones se ha realizado una homogeneización de los 8132 municipios actuales, cuyos límites de hoy se han ido adaptando hasta 1900. El proceso ha resultado fácil cuando se ha aplicado a municipios fusionados, en los que ha bastado sumar la población y el territorio, pero ha resultado más difícil cuando se ha aplicado a municipios segregados, en los que ha habido que a acudir a los Nomenclátores del INE para atribuir a cada parte resultante la población y el territorio que le corresponde. Para el caso del territorio han sido muy útiles los mapas del Instituto Geográfico Nacional (IGN), cuyo centro de descargas (CNIG) conserva y ofrece en formato vectorial los límites municipales antiguos. Para el caso de la población se ha calculado mediante las informaciones de los Nomenclátores. Asimismo, se han utilizado los trabajos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Fundación BBVA e IVIE, series homogéneas, 2015). Con todo ello, se ha elaborado una Gran Base de Datos Cartográficos, desde 1900 hasta la actualidad, a la que se han añadido variables socioeconómicas, como la estructura de la población ocupada (Afiliados a la Seguridad Social por municipio y rama —CNAE a dos dígitos—) u otras de interés.

Igualmente se debe destacar la entidad y valor de la web del Reto Demográfico, que, junto a otras numerosas variables, ofrece bases cartográficas y alfanuméricas de gran valor. Se trata de un GeoPortal del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, al que se han sumado secciones de otros ministerios y que, en conjunto, aportan una página web imprescindible2. Se puede consultar en el enlace siguiente: https://sig.mapama.gob.es/geoportal/ donde se encuentra un conjunto extraordinario de datos y mapas de España a escala municipal.

2.2 Situación actual: la dualidad y contrastes de la España rural

De acuerdo con todo lo dicho, se pueden cartografiar los resultados tal como se hace en la Fig. 4, en la que, con los datos de población, densidad y tasa de variación anual entre 2019 y 2024, se ha realizado un mapa temático con todos los municipios de España, clasificados en tres categorías, desagregadas en ocho tipos de poblamiento. Los dos primeros —urbano y periurbano, en tonos rojos— aparecen distribuidos por todo el territorio español, con cierta regularidad y configuran la trama o el esqueleto del poblamiento. Se observan claramente los vacíos de las montañas —Cordillera Cantábrica y Pirenaica, la Ibérica, los Montes de Toledo, Sierra Morena y las Béticas—, aunque no reflejan más que la urdimbre o marco básico de localización. El segundo conjunto corresponde al rural regresivo y estancado, en tonos grises de poca saturación; abarca la mayor extensión superficial y el menor número de habitantes, tal como queda cuantificado en la Fig. 4; se extiende principalmente por la España interior. El tercer conjunto rural corresponde al resiliente y progresivo; representa el contrapunto del anterior; se localiza en la costa mediterránea, atlántica y cantábrica, además de en algunas comarcas y enclaves interiores, así como en las coronas exteriores de los espacios periurbanos de los entornos urbanos; representa al rural que crece, con una economía diversificada en la que tiene un gran peso el turismo. Llama la atención el hecho de que una buena parte de la Depresión del Guadalquivir, además de los ejes de las autovías que van desde Madrid a Andalucía y a Valencia o Murcia se hayan incorporado a este rural creciente y lo mismo sucede en la Depresión del Ebro, además de en algunos otros centros comarcales enclavados en la España interior menguante. Fenómenos que necesitan un análisis y profundización.

FIG. 4. Tipos de poblamiento en España en 2024, por municipio

Fuente: INE, Censo anual de población 2024

3 RESULTADOS: EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS DE LA ESPAÑA RURAL EN EL SIGLO XXI

Esta conceptuación y clasificación del espacio rural de España conduce necesariamente hacia un estudio de las fases por las que ha pasado, de las causas y factores que lo han generado y de las características resultantes. De entrada, la España rural del siglo XXI no se parece en nada a la de mediados del siglo XX. Antes del gran éxodo rural, la economía agraria era absolutamente predominante. La España rural de finales del siglo XX, desde 1980 hasta 2000, tuvo una evolución suave pero firme hacia la modernización, mientras cristalizó su desestructuración demográfica y, a pesar de que se diversificó, lo hizo de una manera muy contrastada y, aunque la actividad agraria perdió la condición de motor económico del campo, permaneció como clave de bóveda del paisaje agrario y rural.

Los procesos de diversificación, junto con la desagrarización, han cambiado los perfiles productivos de los espacios rurales, de modo que han pasado de espacios predominantemente agrarios a espacios pluriactivos y en fuerte proceso de terciarización, como el conjunto del país. Y desde comienzos del siglo actual se ha añadido un nuevo factor de cambio rural, de extraordinaria importancia y magnitud; tanta que ha cambiado la dinámica demográfica regresiva de un elenco de municipios rurales de la España interior y, por supuesto, ha favorecido la dinámica progresiva de la España rural exterior: la inmigración. En efecto, la llegada de más de 8 millones de inmigrantes —de los que un tercio se han nacionalizado como españoles— desde comienzos del siglo XXI ha afectado no solo a las ciudades, sino también al mundo rural, donde alcanzan proporciones del 8 al 16% del total de habitantes, llegando incluso a otras más elevadas en las comarcas de agricultura intensiva. La llegada de inmigrantes, el crecimiento del turismo rural, la valorización creciente del medio ecológico y del ambiente rural han sembrado una semilla de esperanza que, por otro lado, choca con el rechazo rural generalizado entre los moradores del campo, que sufren las dificultades laborales y la escasez de servicios básicos.

3.1 Los resultados demográficos: una imposible recuperación de la población en la España rural interior

En efecto, la población rural de España, que llegó a su máxima proporción en 1950, cayó hasta el mínimo en 2000, a causa de una dinámica demográfica general del país que rozó el crecimiento cero a finales de siglo; subió después hasta la Gran Recesión; cayó entonces por salida de inmigrantes hacia sus países de origen, y volvió a crecer por la llegada de elevados contingentes migratorios desde 2021 hasta hoy, aunque con grandes contrastes entre la España interior y exterior, marcados tanto por la intensidad de ese fenómeno inmigratorio en esta como por una dinámica natural regresiva en aquella; dinámica que en pocos espacios rurales es compensada por la inmigración.

Es evidente que el grado de envejecimiento de la población rural potencia la desestructuración demográfica y se suma al descenso de la natalidad y a la reducción de los jóvenes y, sobre todo, de los integrantes de la generación soporte, que es la cohorte de población —de entre 30 y 49 años— que lleva el peso del trabajo y de la reproducción familiar3 . “La desestructuración demográfica y social en los municipios rurales del interior de España ha sido de tal intensidad que la generación soporte se ha quedado minimizada y, en consecuencia, el futuro de las áreas rurales se ve enormemente comprometido al carecer de “sucesión”, de “renovación”, de adultos en edad de reproducir y trabajar” (Molinero y Alario, 2022, pp. 220-221). Basta observar la Fig. 5 para comprobar estos hechos. En ella se cartografía la distribución municipal de los saldos vegetativos de España, a escala municipal, para el último año disponible (2023). Los tonos verdes corresponden a los municipios cuyos saldos vegetativos —nacimientos menos defunciones— han sido negativos en ese año, mientras los rojos representan a los que han tenido más nacimientos que muertes. El panorama es bastante deprimente porque refleja una España desvitalizada, que, con sus casi 320 000 nacimientos, ha registrado 433 000 muertes, es decir, que en la España de 2023 la dinámica demográfica ha producido un saldo vegetativo negativo de -0,25%, que ha sido compensado por la llegada de fuertes contingentes migratorios, que en los medios urbanos han incrementado la población total, pero en los medios rurales no han sido capaces de compensar las pérdidas por saldo vegetativo excepto en los municipios rurales de la España exterior y de los más dinámicos de la interior.

El fenómeno ha afectado a todo el territorio español, tanto urbano como rural, pues tan solo hay 256 municipios urbanos y no llegan a 700 rurales con saldos vegetativos positivos; la mayor parte de ellos situados en la España meridional y oriental, por mor del empleo ofrecido principalmente en la agricultura intensiva y en la actividad turística, además de en algunas industrias y servicios. Los extremos aparecen en el noroeste y en el nordeste de España, pues en Galicia, Asturias y la provincia de León tan solo hay 4 municipios con saldo positivo, mientras en Cataluña aparecen 183, de los que 127 son rurales. Y es que, en efecto, tras la pandemia, el mundo rural está superando el signo regresivo, por más que sea incapaz de hacerlo en la España rural interior, si bien ha habido un pequeño y selecto grupo de municipios en crecimiento, como se observa en los Pirineos y en núcleos más dinámicos de la Cordillera Ibérica. Frente a ellos, los municipios más pequeños de España —menores de 1000 hab.—, perdieron un 2,1% de sus habitantes por saldo vegetativo en 2023.

FIG. 5. Saldo vegetativo de la población de España en 2023, por municipio (%)

Fuente: INE, Movimiento Natural de la Población 2023. Elaboración propia

Dinámica de población y actividades económicas van indisolublemente unidas. Ya sea como fuerza de trabajo, ya como mercado, la evolución de los grupos humanos aparece vinculada al trabajo, pero quizás lo más llamativo de lo que está sucediendo en nuestros espacios rurales de interior es la aparición de una cierta divergencia entre el crecimiento de la actividad económica y la pérdida de población.

3.2 Pérdida de población y ambivalencia del empleo en el rural regresivo

Y es que, obviamente, el envejecimiento y desestructuración demográfica se acompañan de una pérdida de vitalidad y de dinamismo económico. La agricultura ha dejado de ser la actividad económica dominante en el mundo rural, por más que todavía conserve una importancia extraordinaria. De hecho, en las áreas del rural regresivo (códigos de poblamiento 21, 23 y 25; véase Fig. 4) todavía supone entre un 23 y un 25% del empleo total, mientras en el rural progresivo y dinámico baja a un 18%, superada por la industria. En la Fig. 7, donde se representa la estructura del empleo, llama la atención la pequeñez del rural regresivo, que se extiende por el 60% del territorio español y tiene muy poca población y empleo, frente a lo que sucede en el rural dinámico. De hecho, si analizamos la evolución entre 2007 y 2024, desde antes de la Gran Recesión hasta la actualidad, o la situación en 2019, tras superar la Gran Recesión, pero antes de la covid, se comprueba que el rural regresivo (códigos 21, 23 y 25) ha perdido población pero no empleos, pues, aunque pocos, gana unos miles, mientras el rural progresivo (códigos 29 y 31) ha ganado población y empleos, a lo que se suma la ambivalencia del resiliente (código 27) (Fig. 6). Lo más llamativo es que casi todos los municipios rurales ganan empleos por más que pierdan población; fenómeno que se relaciona con el mantenimiento de una mentalidad de cierto rechazo rural, la intensa movilidad que permite intercambios diarios sencillos entre espacios de residencia urbanos y espacios de trabajo rurales, a lo que se añaden las dificultades evidentes para el asentamiento de nuevos pobladores en espacios rurales, como son la escasez de servicios y viviendas disponibles; todos ellos factores que dificultan el crecimiento e impiden la reestructuración demográfica y social de las áreas rurales interiores.

La apuesta decidida por la diversificación económica en los espacios rurales, a través de los programas de Desarrollo Rural (LEADER, PRODER, AGADIR…), junto con la reducción de las necesidades de mano de obra en actividades agrarias, salvo en aquellas de mayor intensidad como producciones hortícolas, frutícolas o vitícolas, ha impulsado notablemente sectores como la industria, especialmente agroindustria y aprovechamiento de productos locales, así como los servicios, con especial intensidad los turísticos, desde el momento en que la mayor parte de los Grupos de Acción Local, responsables de la aplicación de estos programas, entendieron que el turismo rural podría jugar un papel fundamental en el mantenimiento de la población y las actividades económicas en los espacios rurales (Cejudo-García et al., 2024). Todo ello en un contexto social en que la valoración del ocio se combina con la del medio ambiente y consolida intensas corrientes de uso temporal del espacio rural por los habitantes urbanos, bien como usos temporales reiterados (segundas residencias) o puntuales (turismo rural en casas rurales, centros de turismo rural, hoteles rurales de 4 y 5 estrellas, posadas u otro tipo de alojamientos).

El resultado, como se aprecia en la Fig. 7, es el gran papel que tienen las actividades no agrarias (por encima del 74% en todos los espacios) y especialmente el que alcanzan aquellas relativas a alojamiento y restauración, con más peso relativo precisamente en aquellos espacios del rural regresivo (en torno al 11% de los afiliados), al tratarse de una actividad en la que se valora mucho la calidad ambiental y el patrimonio tangible e intangible (histórico artístico, gastronómico, fiestas y tradiciones) muy presente es estos espacios. Las actividades industriales, por el contrario, se concentran prioritariamente en los espacios rurales progresivos tanto de la orla exterior como los puntuales del rural interior coincidentes con las cabeceras comarcales más dinámicas, conformando un mercado de trabajo de ámbito comarcal.

Habitantes

Empleos (nº afiliados a la SS)

Tipos poblamiento

2007

2019

2024

2007

2019

2024

Código

Urbano

26 988 719

28 242 304

29 160 645

12 789 096

12 969 052

14 386 230

11

Periurbano

4 530 511

5 137 680

5 401 169

1 847 411

1 884 754

2 055 797

13

TOTAL URBANO

31 519 230

33 379 984

34 561 814

14 636 507

14 853 806

16 442 027

Rural muy regresivo

922 404

759 677

742 805

230 676

250 362

257 668

21

Rural regresivo

640 347

560 859

557 252

179 119

180 061

183 719

23

Rural estancado

1 135 679

979 513

955 791

320 594

309 314

313 476

25

Rural resiliente

367 355

372 957

390 660

120 683

129 586

140 487

27

Rural progresivo

2 263 791

2 171 768

2 201 690

747 488

734 493

767 380

29

Rural dinámico

8 351 931

8 801 450

9 209 683

3 051 917

2 990 234

3 192 347

31

TOTAL RURAL

13 681 507

13 646 224

14 057 881

4 650 478

4 594 050

4 855 077

TOTAL ESPAÑA

45 200 737

47 026 208

48 619 695

19 286 985

19 447 856

21 297 104

FIG. 6. Evolución de la población y el empleo por tipos de poblamiento. España 2007 a 2024

Fuente: INE, Estadísticas del Padrón Continuo 2007 y 2019; Censo anual de Población 2024. INSS, Tesorería General, CCC y Afiliados -Régimen- CNAE 2D en junio de los años respectivos. Elaboración propia

FIG. 7. Estructura del empleo en los municipios rurales de España en junio de 2024, por tipo de poblamiento

Fuente: INE, Censo anual de Población 2024; INSS, Tesorería General de la Seguridad Social, CCC y Afiliados -Régimen- CNAE 2D en junio de 2024

El resultado ha sido un espacio rural muy transformado en el que una gran parte de sus valores (paisaje, tradiciones, calidad ambiental…) y recursos (productos locales, gastronomía…) tienen que ver con una actividad que hoy es minoritaria desde el punto de vista laboral: la agricultura y la ganadería. Se ha pasado de un mundo rural agrario a un mundo rural terciarizado, en el que el encaje de sus diversas piezas no está exento de tensiones, entre residentes permanentes y temporales, entre usos tradicionales y modernos… Igualmente es llamativo el hecho de que estos procesos, aun afectando en mayor cuantía a los espacios rurales más dinámicos, presentan una importante dispersión por todo el territorio.

3.3 Un repunte económico rural, con una distribución territorial similar a la demográfica

Parece claro que se está produciendo un repunte o emergencia de la actividad económica rural, que, en gran medida, tiene que ver con el nuevo papel de los inmigrantes, pero antes de abordar ese análisis conviene aclarar el lugar en que se asientan los nuevos activos rurales, entendiendo que los nuevos pobladores lo hacen principalmente en las áreas rurales dinámicas, que son las que crecen tanto en población como en empleos, aunque el panorama es de pérdidas de población generalizadas, pero también de cierto crecimiento de la actividad económica. Así, el número de municipios rurales con saldo positivo de su fuerza laboral entre 2019 —antes de la pandemia— y 2024 es muy llamativo, ya que más de la mitad lo tienen y aparecen por todo el ámbito rural. Sin embargo, de los 8132 municipios españoles, solo hay 1341 que, con menos de 1000 hab., crecen en empleo y población. La novedad, no obstante, reside en que aparecen por todo el territorio. Quizá, por ello, resulte especialmente significativo el caso de las provincias integrantes de la Red SSPA (Southern Sparsely Populated Areas, de Soria, Teruel y Cuenca), la cual, definida como NUTS III (provincias) con densidades inferiores a 12,5 hab./km2, tiene actualmente 128 municipios que incrementan su población y su empleo entre 2019 y 2024 (sobre un total de 597, o sea 1 de cada 5). Esos municipios han crecido en 3059 habitantes hasta llegar a los 33 140 hab. entre ambas fechas y en 2734 empleos hasta alcanzar los 13 808 actuales.

No es más que un ejemplo, pero se repite en todo el territorio español, pues, a pesar de que el mayor crecimiento de la población y de los empleos se concentre en las áreas periurbanas (+5,1% de habitantes y +9,1% de empleos; véase Fig. 6), el rural progresivo y el dinámico juntos crecen en +4,0 y +6,3%), asistiendo a un cambio de tendencia derivado de la afluencia, —escasa pero importante— de inmigrantes al mundo rural, en el que ya suponen un 14,7% de toda la población rural de España, que acuden ante la oferta insatisfecha de trabajadores que se va generando en los espacios rurales por mor del envejecimiento de la población ocupada y la reducida tasa de relevo generacional, que afecta especialmente a las actividades agrarias y algunos servicios básicos para la población, como el cuidado de personas mayores y dependientes, hostelería y pequeños comercios.

Para verlo más claramente se presenta el mapa de saldos laborales y de población del territorio rural de España, con exclusión de las ciudades y áreas periurbanas (códigos de poblamiento 11 y 13), que son las mayores receptoras de inmigrantes, y solo aparecen los municipios rurales con escala más detallada (Fig. 8). Y, aunque se observan saldos laborales negativos en toda la España interior, se ven numerosos municipios dispersos con saldos positivos. Es muy llamativo el caso de la Andalucía bética, sobre todo en los extremos septentrionales y meridionales de las provincias de Jaén y Córdoba, con pérdidas muy abultadas. Por el contrario, destaca por sus saldos positivos la parte pirenaica de las provincias de Huesca, Lérida y Gerona.

FIG. 8. Saldos laborales y de población en los municipios rurales de España entre 2019 y 2024

Fuente: INE, Censo anual de Población 2024; INSS, Tesorería General de la Seguridad Social, CCC y Afiliados -Régimen- CNAE 2D en junio de 2024. Elaboración propia

Y es evidente que los inmigrantes, como flujo esencialmente laboral en busca de trabajo, se asientan sobre todo en las áreas urbanas, en las que alcanzan un 20% de la población total, pero tanto en el medio rural como en el urbano están generando una nueva dinámica con consecuencias no solo económicas, sino también en la propia composición demográfica de los pueblos.

3.4 La contribución indispensable de los inmigrantes y su peso creciente en el ámbito rural

El cambio de siglo supuso para España un cambio de modelo migratorio. De ser tradicionalmente un país de emigración pasó —desde 1998— a ser receptor neto de inmigrantes. Entre 1998 y 2023 el saldo migratorio exterior ha aportado a la población residente más de ocho millones de personas, casi en su totalidad extranjeros, que han llegado a nuestro país por diversos motivos, pero esencialmente económicos.

Los destinos principales de este contingente son los espacios urbanos y periurbanos, que suponen el 78% de las llegadas entre 2011 y 20234, como espacios donde se concentra la mayor demanda de mano de obra y, por lo tanto, donde resulta más fácil alcanzar su integración laboral. A ellos se añaden las áreas insulares y litorales mediterráneas, por su dinamismo turístico, y los espacios de agricultura intensiva del este y sureste peninsular, además de algunas comarcas hortícolas, frutícolas y vitícolas del interior; se observa así un gradiente de la ola inmigratoria del este al oeste y de la costa al interior. No obstante, la Gran Recesión incidió con fuerza sobre esta dinámica y redujo su intensidad desde 2008 hasta llegar a saldos negativos de extranjeros en 2013, a los que se sumaron las pérdidas por emigración de jóvenes españoles que buscaban mejores condiciones fuera de España. La recuperación, a partir de 2015/2016, volvió a atraer a nuevos inmigrantes, cuyos saldos fueron crecientemente positivos hasta la actualidad, con la única excepción del año de la pandemia y el siguiente (2020-2021). Un saldo exterior de no nacionales al que se sumó un mínimo saldo positivo de españoles desde 2017, tal como se puede comprobar en la Fig. 9.

Aunque el predominio urbano siguió siendo la norma, los espacios rurales también participaron, de modo que en todos ellos hubo saldos positivos exteriores desde 2016 hasta hoy, si bien con muy distinta intensidad, pues en la mayor parte de los espacios rurales no progresivos fueron claramente insuficientes para compensar una dinámica natural muy negativa y muy regresiva. Los espacios rurales progresivos fueron los más beneficiados (véase Fig. 10), por su mayor dinamismo económico, pero, sobre todo, por su oferta de servicios a la población y por una demanda creciente de mano de obra en ramas nítidamente rurales como las actividades agrarias (donde suponen más de un tercio de los trabajadores registrados), servicios de cuidado a la población (empleadas de hogar, personal de atención en residencias…) u hostelería y comercio, sectores todos donde las personas de origen extranjero aportan más de una cuarta parte de los trabajadores afiliados a la seguridad social5. Datos a los que habría que añadir trabajos no regulados, especialmente en la rama de cuidados a personas dependientes, que en los espacios rurales son mayoritariamente desempeñados por mujeres inmigrantes de forma no regular.

N.B.: Hasta el año 2002 la EVR no incluía datos de Bajas por variación residencial con destino al extranjero; por eso los saldos exteriores de los años 1998 a 2001 corresponden sólo a las Altas de variación residencial con procedencia del extranjero en esos años

FIG. 9. Evolución del saldo migratorio exterior de españoles y extranjeros en España entre 1998 y 2023

Fuente: INE, Estadística de Variaciones Residenciales de 1998 a 2021. Estadística de Migraciones y Cambio de Residencia 2022-2023. Elaboración propia

FIG. 10. Saldo exterior de población por tipo de poblamiento. España 2011-2023

Fuente: INE, Estadística de Variaciones Residenciales de 1998 a 2021. Estadística de Migraciones y Cambio de Residencia 2022-2023. Elaboración propia

La crisis de 2020, con la COVID y sus efectos sobre la imagen de los espacios rurales como áreas de la ansiada calidad de vida, supuso un cierto incremento de los atractivos rurales; tanto que incluso en algún momento se habló de una vuelta al campo. Lo cierto es que, sin menospreciar los movimientos puntuales de traslado de residentes urbanos a espacios rurales que se produjo a partir de entonces, no parece que se pueda hablar de un traslado con significado corrector de los desequilibrios estructurales consolidados durante las décadas anteriores.

Aunque, en conjunto, los saldos migratorios exteriores son positivos en todo tipo de espacios, las migraciones interiores, en las que se incluyen los traslados desde áreas urbanas a rurales, manifiestan, como se aprecia en el ejemplo de 2023 (véase Fig. 11), una clara predilección por los espacios periurbanos y rurales resilientes o progresivos, mientras que los rurales regresivos vuelven a tener pérdidas netas por migraciones interiores, especialmente hacia las propias cabeceras comarcales, donde se concentran los servicios demandados por la población.

El papel de las personas nacidas fuera del país es hoy determinante en todos los territorios, como se aprecia en la Fig. 9, pues, aunque haya grandes diferencias, el colectivo de personas nacidas en el extranjero aporta entre el 8 y el 15% de la población oficial de los municipios rurales, si bien en cifras absolutas el mayor contingente se concentra en las grandes aglomeraciones urbanas, donde puede superarse un tercio de la población registrada (20% de media en espacios urbanos). En el mapa (Fig. 12) se recoge precisamente el peso y la cuantía de la población inmigrante en todos y cada uno de los municipios de España, en los que destacan los de las regiones comentadas. El caso del área metropolitana de Madrid y de Barcelona es paradigmático del atractivo de las grandes urbes, pero también se ve, fuera de ellas, en toda la franja mediterránea, en las islas y en numerosas comarcas del Valle del Ebro, precisamente relacionadas con las migraciones internacionales, “cuyas estadísticas muestran la magnitud del irreversible y estructural proceso de “migrantización” del trabajo agrícola ocurrido en las áreas centrales mundiales” (Molinero-Gerbeau, 2020).

FIG. 11. Proporción de los saldos migratorios sobre la población residente por tipos de poblamiento. España 2023

Fuente: INE, Estadística de migraciones y cambio de residencia 2023. Elaboración propia

FIG. 12. Distribución municipal de la población residente en España en 2024 nacida en el extranjero y proporción de la población total

Fuente: INE, Censo anual de población 2024. Elaboración propia

Sin embargo, siendo un elemento clave en el mantenimiento de los espacios rurales, la población inmigrante no es capaz de compensar las pérdidas por dinámica natural y tampoco algunos de los grandes problemas que aquejan a la población rural, como es la masculinización. Así, tomando como ejemplo el año 2023, aunque en la llegada de inmigrantes exteriores hay un predominio de mujeres (51,1%) su distribución en los espacios rurales favorece el proceso de masculinización, con una tasa de 102 en el conjunto de rurales progresivos, el que más inmigrantes recibe. Por el contrario, es interesante destacar que en el resto de los espacios rurales (regresivos y resilientes) el peso de las mujeres es mayor, con tasas de masculinidad de entre 97 y 98%. De igual modo, la componente fundamentalmente económica de la inmigración en España ha contribuido a reforzar las cohortes de adultos jóvenes, con capacidad de trabajar y también reproductiva, ayudando al mantenimiento de colectivos fundamentales en los espacios rurales, aunque tampoco sean suficientes para revertir una dinámica demográfica regresiva y un proceso de envejecimiento que, hoy en día, parece imparable (véase Fig. 13).

Una cuestión clave para entender estos datos es la composición por lugar de nacimiento de los inmigrantes que componen los flujos mayoritarios en cada territorio. En los espacios urbanos y periurbanos predominan claramente los nacidos en países de América latina, colectivo que más ha incrementado sus llegadas en los últimos años, situándose los colombianos a la cabeza, y en el que el predominio femenino es claro, como ocurre de forma general en todos los flujos desde Latinoamérica. Por el contrario, en los espacios rurales, especialmente en aquellos que reciben mayor cantidad de personas inmigrantes (progresivos), predominan los nacidos en Marruecos, un grupo marcado por una clara masculinización, y Rumanía (más equilibrados por sexo), seguidos por los latinos. Obviamente la composición de los flujos mayoritarios está condicionada por los perfiles de los inmigrantes y por las opciones de acomodo laboral disponible para su encaje. Así, tradicionalmente, los colectivos de marroquíes han encontrado mayores opciones en trabajos que no demandan cualificación formal, como el cuidado de personas y especialmente las actividades agrarias (agricultura intensiva en el área mediterránea, viticultura en todas las DOP, ganadería en los espacios rurales del interior…). Mientras en el caso de los provenientes de países latinoamericanos, en parte por la facilidad del idioma común, se han orientado más a trabajos de servicios a la población (cuidados, comercio y, principalmente, hostelería, transporte…) con demandas de trabajadores dispersas en todos los territorios pero con especial presencia en espacios urbanos y áreas turísticas. Perfiles mixtos presentan los rumanos, con presencia importante tanto en actividades agrarias como en servicios a la población.

FIG. 13. Inmigrantes residentes por tipo de poblamiento y sexo según país de origen

Fuente: INE, Censo anual de población 2024. Elaboración propia

Cualitativamente es destacable la presencia de oriundos de países europeos (Reino Unido, Francia, Alemania, Portugal…) en espacios rurales, de forma que los nacidos en el Reino Unido son entre el 4º y el 5º grupo de inmigrantes en espacios rurales, los franceses entre el 5º y el 7º y los alemanes entre el 8º y el 10º. Sin analizar detenidamente estos flujos, se puede pensar que están relacionados con la residencia tras la jubilación (predominante en espacios del rural costero y progresivo en general) y, en los últimos años, con el incremento, puntual pero importante, del teletrabajo en espacios de gran calidad ambiental como son muchos del rural interior. Movimiento al que han contribuido, sin duda, algunos programas de atracción de nuevos pobladores con este perfil, como el de “pueblos acogedores”, así como el esfuerzo en buena parte de los territorios por ofrecer infraestructuras de apoyo a estas actividades, como la habilitación de espacios de coworking, promovidos por la mayoría de los GAL en todas las áreas del rural interior.

A pesar, y en parte como consecuencia, de lo señalado hasta aquí, el problema de la masculización sigue siendo una de las cuestiones básicas para la sostenibilidad social de los territorios rurales. Los aportes de población inmigrante, ligeramente feminizados y concentrados precisamente en los grupos de adultos en edades laborales han ayudado a matizar este problema, que no a solucionarlo, desde el momento en que se aprecia un contraste enorme entre el índice de españoles y extranjeros en conjunto frente al de los extranjeros solos, pues en este grupo predominan las mujeres sobre los hombres. En este contexto no es de extrañar que buena parte de los análisis y las intervenciones actuales pongan el foco en una de las cuestiones clave para el futuro del mundo rural: la presencia y el arraigo de las mujeres, especialmente las jóvenes, lo que, sin duda, se traduce en una sólida base para iniciar una nueva tendencia, precisamente por la capacidad de las mujeres de atraer población.

3.5 El papel decisivo de las mujeres y los jóvenes

Han corrido ríos de tinta para analizar la huida masiva de jóvenes —sobre todo de mujeres jóvenes— de los espacios rurales, generando dos de los problemas más graves y acuciantes de sus poblaciones: la masculinización y el fortísimo envejecimiento. La huida ilustrada (Camarero y Sampedro, 2008), las diferencias en cuanto a opciones y condiciones laborales para las mujeres en los espacios urbanos (Boserup 1970, Alario y Morales 2022) o el desarraigo de las jóvenes rurales (Díaz-Méndez, 2005) han sido factores utilizados para explicar la cruda realidad de una intensa salida selectiva de mujeres desde los espacios rurales hacia los urbanos, provocando un fuerte desequilibrio sexual en las cohortes jóvenes, especialmente entre los 30 y los 49 años, grupo fundamental de sostén social (Camarero et al., 2009). Su efecto más inmediato, la masculinización de los espacios rurales, es hoy uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la supervivencia de numerosos núcleos rurales del interior y norte peninsular (véase Fig. 14 y Fig. 15).

Años

Urbano

Periurbano

Rural Progresivo

Rural Resiliente

Rural Regresivo

%

%

%

%

%

Menos de 15

1 872 316

6,4

380 131

7,6

747 233

6,5

24 408

6,2

97 690

4,5

De 15 a 29

2 377 776

8,2

428 368

8,6

861 422

7,5

27 911

7,1

132 613

6,1

De 30 a 49 GS

4 189 907

14,4

778 665

15,5

1 540 528

13,5

49 618

12,7

236 967

11,0

De 50 a 64

3 280 775

11,3

603 828

12,1

1 264 251

11,1

42 980

11,0

253 538

11,7

De 65 a 84

2 779 291

9,5

440 238

8,8

1 027 186

9,0

34 930

8,9

263 153

12,2

De 85 y más

614 256

2,1

89 893

1,8

246 381

2,2

9.620

2,5

96 951

4,5

TOTAL

15 114 321

51,8

2 721 123

54,3

5 687 001

49,8

189 467

48,5

1 080 912

50,0

FIG. 14. Número y proporción de mujeres sobre el total de la población en la España de 2024, por grupos de edad y tipos de poblamiento

Fuente: INE, Censo anual de población 2024. Elaboración propia

FIG. 15. Proporción de mujeres sobre el total de población, por grupos de edad y tipos de poblamiento. España 2024

Fuente: INE, Censo anual de población 2024. Elaboración propia

En la España de 2024, el 51% de los habitantes son mujeres, una cifra que presenta enormes contrastes por grupos de edad y, especialmente, por tipos de poblamiento. El mayor contingente se asienta en núcleos urbanos, pero la mayor proporción sobre la población total está en las áreas periurbanas, que son también las que tienen un peso más alto en la generación soporte. Por el contrario, el rural regresivo ofrece las dos facetas negativas: alcanza el mayor peso en las mayores de 85 y el más bajo en las menores de 15 años.

La mayor feminización se da en las áreas periurbanas y urbanas, espacios de fuerte concentración de opciones laborales para las mujeres (servicios en general y administración pública en particular), así como las mejores condiciones de vida en cuanto a acceso a servicios de atención a las necesidades personales y familiares, demanda básica para las mujeres, que siguen siendo las mayoritariamente responsables de los cuidados. Aunque se aprecia una cierta reducción de su peso en las poblaciones de los espacios rurales (por debajo del 50% en espacios rurales progresivos y resilientes) se alcanza un equilibrio en las áreas rurales regresivas. Sin embargo, un análisis más detallado de los datos denota que el aparente equilibrio por sexos deriva de un desequilibrio enorme entre los distintos grupos de edad. Mientras que la ratio por sexo supera los 100 hombres por cada 100 mujeres en todos los grupos de población potencialmente activa (16 a 64 años) de los espacios rurales —con el máximo en la generación soporte del rural regresivo (121)—, la ratio es inversa (más mujeres que hombres) en todos los grupos de espacios urbanos y periurbanos, salvo en el grupo de 15 a 29 años de los espacios urbanos que tiene un índice de masculinidad de 103.

Especial interés presenta la ratio por sexos en grupos etarios clave para la sostenibilidad de los espacios rurales, como sucede en el colectivo de entre 30 y 49 años, adultos que sostienen la estructura social y económica de los territorios. En conjunto, suponen el 28% de la población residente en 2024, con un peso que oscila entre el máximo de 28,42 en los espacios urbanos y el 24% en los rurales regresivos. Constituye el grupo fundamental para la sostenibilidad económica y social, y también en el que se manifiesta en mayor medida el problema de la masculinización, que, como se aprecia en el mapa (Fig. 16), alcanza sus cotas más preocupantes en los espacios rurales del interior norte peninsular, con especial intensidad en Castilla y León, Aragón y las áreas rurales de la cornisa cantábrica, donde muchos municipios duplican el número de hombres con respecto al de mujeres (índice superior a 200). En general, las mujeres permanecen en los espacios que les ofrecen mayor visibilidad o mejor integración laboral, incluso en actividades agrarias, como sucede en los espacios ganaderos de la España septentrional (Galicia, Asturias, León…), o en áreas de agricultura intensiva, fuertemente demandantes de empleo en sectores agrícolas y agroalimentarios (Valle del Guadalquivir, Murcia, Valle medio del Ebro) (Molinero y Alario, 2022, p. 225).

FIG. 16. Índice de masculinidad de la generación soporte en los municipios de España en 2024

Fuente: INE, Censo anual de Población 2024. Elaboración propia

A estas diferencias por sexo se añaden las del lugar de nacimiento, ya que el índice de masculinidad es siempre superior en el conjunto de la población residente nacida en España con respecto a la que proviene de otros países (véase Fig. 13). En efecto, en el cojunto de la población la diferencia de masculinidad entre la población nacida en España y la nacida en el extranjero es de 8 puntos (de 100,8 a 92,6) pero estas diferencias alcanzan su máximo nivel en el rural regresivo, donde el indice de masculinidad de la generación soporte es de 121,2 para los nacidos en España frente a 98,4 para los nacidos en el extranjero.Un fenómeno relacionado con la feminización del colectivo de inmigrantes, que refuerza precisamente los grupos de población adulta y, especialmente, la generación soporte, como lo evidencian las pirámides de población por tipo de poblamiento, en las que se representa por separado la población nacida en España y en el extranjero (Fig. 17). Esta fuerte masculinización de los grupos de adultos en los espacios rurales, con especial intensidad en los regresivos, se compensa con la feminización de los grupos de personas sobreenvejecidas, de 85 años y más, donde la ratio por sexo es de casi el doble de mujeres que de hombres. Diferencias que son perfectamente visibles en las pirámides.

Y si la masculinización es uno de las grandes disfunciones de los espacios rurales, hay otro que lo iguala o lo supera y que afecta a todo el conjunto: la debilidad de las cohortes de población joven; una debilidad que determina otro de los mayores problemas de futuro del mundo rural: el envejecimiento progresivo y la dependencia asociada, junto a la falta de relevo generacional en muchas actividades. Problemas que afectan a todos los territorios, pero con mayor intensidad a los espacios rurales regresivos.

Como se aprecia en la Fig. 18, aunque el conjunto de la población española llega a un índice de envejecimiento de 154, en el rural regresivo supera el valor de 344, es decir, que hay casi 4 mayores de 65 años por cada menor de 15. lo que no augura un futuro precisamente prometedor para la viabilidad de estas poblaciones, especialmente concentradas en el rural interior septentrional, donde predomina un modelo de poblamiento muy fragmentado y de pequeño tamaño, que hace más difícil la permanencia de los escasos jóvenes que nacen allí y determina un mayor impulso hacia la emigración a las cabeceras comarcales o a los espacios urbanos, incluso entre aquellos que optan por seguir en la actividad agraria, convirtiéndolos en migrantes pendulares de la ciudad al medio rural.

FIG. 17. Pirámides de población de los residentes en España en 2024 por tipo de poblamiento y lugar de nacimiento (en España o en el extranjero)

Fuente: INE, Censo anual de población 2024. Elaboración propia

FIG. 18. Tasa de vejez en los municipios de España en 2024 por tipo de poblamiento

Fuente: INE, Censo anual de población 2024. Elaboración propia

La gravedad de esta situación se concreta en el hecho de que en 2024 se cuentan 460 municipios sin ninguna persona menor de 15 años; la mayor parte de ellos está en la cordillera Ibérica, con especial concentración en las provincias de Cuenca, Guadalajara, Teruel, Soria y Burgos, que suman más de la mitad. Por el contrario, las poblaciones más jóvenes se concentran en los espacios periurbanos, espacios de vida elegidos en las últimas décadas por las nuevas familias que buscan espacios de mayor calidad ambiental y precios más asequibles de la vivienda para ubicarse. Como son mayoritariamente parejas jóvenes, aportan su capacidad reproductiva a estos territorios, lo que explica que sea aquí donde los índices de envejecimiento sean menores que la media española y muy alejados de los máximos de espacios rurales regresivos (Fig. 18)

Aparte de la escasez de jóvenes, el arraigo es otro de los grandes retos a los que se enfrentan los espacios rurales. Los jóvenes, al igual que las mujeres, y sobre todo las mujeres jóvenes, son especialmente sensibles a factores de arraigo que van más allá de contar con opciones laborales, las cuales, salvo para perfiles formativos superiores determinados, no faltan en el mundo rural. El acceso a servicios básicos (educación, sanidad…) y de ocio, la existencia de un contexto social en el que puedan relacionarse entre iguales constituye una clave fundamental para facilitar su arraigo, sin olvidar algunas cuestiones materiales básicas como la vivienda, que hoy es uno de los grandes problemas, tanto para la permanencia como para la atracción de nuevos pobladores en el medio rural. (Molinero y Alario, 2022).

El reto de los espacios rurales es, por supuesto, atraer población, pero, de forma fundamental, arraigar a sus jóvenes y mujeres, sin los que su sostenibilidad social está en entredicho. Ello supone mejorar la oferta de servicios, pero, sobre todo, garantizar la accesibilidad de toda la población a ellos, cumpliendo con el principio de igualdad de trato para toda la población independientemente de su lugar de residencia.

4 DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES: RETROCESO DEMOGRÁFICO, REVITALIZACIÓN ECONÓMICA Y UN POBLAMIENTO ORIENTADO AL USO TEMPORAL DEL ESPACIO RURAL

Ante una imagen estereotipada y única de los espacios rurales, la realidad actual nos muestra una gran diversidad. Frente a la imagen tradicional de espacios deprimidos en lo económico y regresivos en lo demográfico que se generó a partir del desarrollismo y el masivo éxodo rural de la segunda mitad del siglo XX, a partir de la COVID se ha ido imponiendo la idea de un renacimiento de lo rural, convertido en atractivo para una población que anhela el espacio abierto y la calidad ambiental. Ambas imágenes son ciertas y falsas, porque ambas evocan situaciones muy dispares según el tipo y, sobre todo, la situación de los espacios rurales en relación con centros más dinámicos, especialmente con áreas urbanas y ejes de desarrollo. No se puede obviar, sin embargo, que, en un contexto general de envejecimiento, la masiva pérdida selectiva de población joven en los espacios rurales de interior ha generado un problema real y grave: la persistente e irreversible pérdida de población —al menos a corto y medio plazo—, que hoy constituye el objetivo fundamental a superar por el Reto Demográfico.

A la vista de lo analizado en este y otros muchos trabajos sobre la mal llamada España vaciada, parece inviable la recuperación de la población hasta la situación previa al éxodo rural, lo que obliga a debatir y ajustar expectativas. ¿Es posible una recuperación significativa de la población en los espacios rurales regresivos? ¿Se pueden generar, de forma general, condiciones que permitan crecimientos de población sostenidos en territorios con dinámicas de crecimiento natural actualmente irrecuperables? ¿Los meros aportes de población foránea, de difícil consecución en todos los territorios, pueden ser una solución? ¿O, quizás, se deben dirigir los esfuerzos no tanto a una imposible recuperación cuantitativa de la población, sino a atender y mejorar las condiciones de vida de la población residente, facilitando, por supuesto, la llegada de personas con voluntad cierta de arraigo en el territorio? Esta última opción es la que los autores de este trabajo consideran la más realista y que debe constituir el Reto Rural en este momento; una opción que exige el desarrollo de una agenda clara y la apuesta decidida por una ordenación real del territorio que facilite la organización de las actividades económicas, los servicios y la movilidad a toda la población de una forma funcional y garantizada.

La evolución de los espacios rurales españoles ha ido divergiendo en dinámicas dispares que no permiten tratar el conjunto como único, ni en problemas, ni en perspectivas. Los mayores problemas se concentran en el rural regresivo, donde al descenso demográfico se suma la dispersión del poblamiento y la fragmentación de los mercados laborales, lo que dificulta el arraigo de población, especialmente de jóvenes y mujeres y, también inmigrantes. El elevado peso de los colectivos mayores de 65 años y la reducida presencia de jóvenes, inexistentes en muchos municipios, enfrenta a estos territorios a una falta de relevo que puede determinar cambios sustanciales en la organización y modelos de los sistemas productivos, su conversión en espacios destinados a actividades que requieren poca mano de obra (renovables, agricultura extensiva…)

Paradójicamente son espacios donde hay dificultades para cubrir puestos de trabajo vacantes bien por envejecimiento y falta de relevo en la población local bien por implantación de nuevas actividades que, sin embargo, no siempre van acompañadas de asentamiento de nuevos residentes, dificultada por la falta de viviendas disponibles y de servicios básicos a la población, lo que acaba generando su ubicación en las cabeceras comarcales, en el mejor de los casos, o en las ciudades cercanas desde donde se realiza movilidad diaria a los lugares de trabajo.

La situación actual está conduciendo al espacio rural de la España interior hacia un callejón sin salida, pues las actividades agrarias dominantes han perdido su capacidad tradicional de generar empleo, al tiempo que las nuevas instalaciones de energías renovables tampoco lo generan, por más que supongan fuertes inyecciones económicas, que no siempre sirven para reducir la oposición social a estos artefactos sobrevenidos. Sucede lo mismo con la ganadería industrial, de porcino o aviar, cuya cría y engorde aporta muy poco empleo. A ello se añade que la ganadería extensiva, de ovino o de vacuno, no solo aporta poco empleo, sino que está disminuyendo claramente, a pesar de iniciativas innovadoras de gran interés como Granaderas en Red u otras. Las actividades económicas modernas se basan, por ello, en el turismo rural, alojamiento y restauración y en algunas escasas industrias alimentarias, además de en servicios personales y atención a los mayores. Los inmigrantes que llegan al campo ocupan esos nichos de mercado laboral, pero, en cuanto pueden, se trasladan a las capitales o ciudades más cercanas, para trabajar en la construcción o en otras actividades ofrecidas en áreas urbanas, que, además, cuentan con el aliciente de disponer de centros educativos cercanos para sus hijos. Circunstancias que facilitan la salida rural de numerosos inmigrantes que repiten el modelo de los españoles emigrados durante los años 1960/70. Al final, solo quedan las casas de los emigrados como residencias secundarias utilizadas en verano, Semana Santa y en alguna otra circunstancia ocasional.

En consecuencia, la necesidad de crear arraigo rural pasa por una ordenación rural funcional en la que se potencien los centros comarcales como lugares de referencia de servicios de todo tipo, accesibles a toda la población. Los ayuntamientos deben favorecer la instalación de sus funcionarios apoyando programas de vivienda rural, con patio y huerto o jardín, y no en meros bloques de pisos. En caso contrario, el rechazo rural actual irá ganando terreno y, sobre todo en invierno, los pueblos de la España interior continuarán diezmando sus efectivos. Y, aunque no haya soluciones fáciles, el reto rural consiste en crear condiciones de atracción y arraigo para quienes todavía tienen relaciones con el mundo rural o puedan tenerlas en el futuro. Sin embargo, la actual situación de fuerte movilidad de personas e integración de actividades exige concebir todas las intervenciones sobre espacios rurales desde una escala supramunicipal. Esta es, de facto, la escala de vida de la población. La colaboración intermunicipal y la puesta en marcha de intervenciones para cohesionar el territorio en torno a áreas funcionales capaces de garantizar el acceso a los servicios en igualdad de condiciones para toda la población —independientemente de su lugar de residencia y vida—, es quizás el gran Reto Rural de nuestro tiempo.

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6 AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen las críticas constructivas recibidas, comentarios y sugerencias realizados por las personas evaluadoras anónimas, que han contribuido a mejorar y enriquecer el manuscrito original.


1 Queremos recordar algunos de los grandes investigadores que desde el campo de la Sociología, la Economía, la Geografía y desde la Ordenación del Territorio u otras ramas llevaron a cabo valiosas síntesis sobre el gran éxodo rural y sus repercusiones económicas y socioterritoriales. Alfonso García Barbancho (1975, libro precedido de otros artículos en 1967), Ramón Tamames (1962), Jesús García Fernández (1965)… sobre migraciones exteriores e interiores de España. En conjunto cuantifican el éxodo rural español entre 1959 y 1973 en seis millones de personas, de los que la mitad salió hacia las ciudades españolas y la otra mitad hacia las europeas y otros destinos. Véanse a este respecto las páginas 12 y 13 de Una mirada geográfica a la España rural (Molinero y Alario, 2022).

2 Son mapas exquisitos y muy cuidados, por más que hay muchos que no siguen las normas de semiología gráfica, sobre todo los que representan cantidades absolutas mediante colores, que deben ser sustituidos por símbolos proporcionales.

3 Concepto acuñado por el sociólogo Luis Camarero que sintetiza el problema medular de las consecuencias del éxodo rural (Camarero et al., 2009).

4 Aunque la Estadística de Variaciones Residenciales ofrece datos desde 1998, no aporta datos municipales hasta 2011 lo que no permite el cálculo por tipos de poblamiento hasta esta fecha.

5 La Revista de la Seguridad Social. Estadísticas. https://revista.seg-social.es/estadisticas [Consulta 30/06/2025].